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Dylan.

-¡No me quites mi zumo!- chilló Abigail desde su asiento. Bufé molesto y me levanté de mi asiento.

-Ahora vengo- todos en la mesa comenzaron a reírse mientras iba al salón, donde estaban cenando Abigail, Daemon y Edgar porque querían ver la televisión- ¿Qué pasa aquí?

-Me ha vertido mi zumo- se quejó Edgar señalando a Abigail.

-¡Porque él se ha bebido el mío!- chilló con su tono de aún más niña pequeña. Bufé entre molesto y divertido mientras echaba más zumo en el vaso de Edgar.

Cuando fue a bebérselo, lo cogí y me lo bebí de un trago.

-Entre tu y yo- susurré con una sonrisa, mirándole fijamente- Mi pequeña hermosa Abi tiene a su mate para protegerla, cuidadito- le guiñé un ojo.  Cogí a Abigail en mis brazos y cogí su plato de patatas fritas.

-¡Yo me tengo a mi para defenderme!- gritó Edgar divertido mientras me llevaba a Abigail a la cocina conmigo- ¡Y a Daemon!

-¡Eh, a mí no me metas!- se quejó Daemon Junior- Dylan enfadado me da mucho miedo, imagínate lo que me haría por hacerle algo a Ab- escuché su susurro y yo comencé a reír.

-Hola, lentejita- dijo Tony sonriendo divertido- ¿Dónde piensas sentarla? Estamos aquí todos apretaditos- suspiré resignado- Daemon ya está aprovechando para meterme mano así que...- dejó caer la frase y recibió una hostia cortesía de Alexia- Está bien, yo le hago un hueco- se giró a mirar a Daemon- ¡Fuera, chucho!

-¡Vete tú a tomar por culo,  desgraciado!- bramó furioso éste y comenzamos a reír. Me senté en mi sitio y la senté a ella en mis piernas.

-No necesito que eches a nadie, ella está bien aquí conmigo- bufé divertido mientras colocaba el plato de Abigail al lado del mío. Ésta se bajó de mis piernas y yo no sabía si estaba dolido o confundido.

-¿A dónde vas, princesa?- preguntó Alexia confundida. La verdad es que todos estábamos igual.

-Quiero zumo- refunfuñó intentando coger un vaso- ¿Me ayudas?

-Siéntate, anda- bufó divertido Tony. Ella asintió feliz y vino hacia mí estirando sus brazos para que la cogiera.

-¿Qué comes?- preguntó intrigada mirando mi plato.

-Pruébalo- susurré divertido. Asintió feliz mientras cogía mi tenedor.

-¡Está muy rico!- chilló mientras cogía otro poco de macarrones con queso.

-Vas a quedar a Dylan con hambre- espetó divertido Darío.

-Lo siento- susurró avergonzada mientras soltaba mi tenedor y comía sus patatas mientras yo reía  tiernamente.

-¿Quieres comerte los macarrones?- ella negó aún más avergonzada- A mí no me importa- volvió a negar.

-¿Quieres macarrones con queso tu también?- susurró Alexia enternecida- Hay más- negó y siguió comiendo sus patatas.

Daemon y Tony comenzaron a discutir por la servilleta del último, que había desaparecido.

-¿Entonces sois novios?- preguntó ella llevándose otra patata a su boca. Carolina se sonrojó y Layla escupió el agua que estaba bebiendo.

-Que no- bufó Divertido Darío- Sigue comiendo- ella asintió y siguió a lo suyo.

-¡Qué me des mi puta servilleta!- espetó furioso Tony.

-¡Qué no tengo tu puta servilleta!- bramó Daemon también furioso- ¡Vete a tomar por culo, cabrón!

-¿Irse a tomar por culo puedo decirlo?- me preguntó Abigail en un susurro.

-¡No!- exclamaron los dos a la vez y siguieron peleándose por la puta servilleta perdida.

-¿Me lo recuerdas después para apuntarlo en mi lista de malas palabras?- asentí riendo tiernamente.

-¡Queremos postre!- gritaron Daemon Junior y Edgar entrando a la cocina.

-¿Qué queréis?- preguntó Alexia con su típica sonrisa de soy madre y éste es mi maravilloso hijo.

-¡Helado!- chillaron los dos.

-Nutella- susurró Abigail. Daemon Junior me miraba con cautela- ¡No, mejor helado con Nutella!- chilló feliz.

-¿Ya no quieres más patatas?- preguntó Tony.

-Es que ya no tengo más zumo- susurró haciendo un puchero. Rápidamente cogí el zumo y le eché más. Tony me miró mal pero y yo le saqué la lengua, divertido.

Todos siguieron hablando felizmente mientras yo observaba como Abigail comía ajena a toda conversación o burla por parte de su hermano y tío.

Abigail cogió una patata y la mojó en la salsa de mis macarrones con queso. Comencé a reír tiernamente mientras que todos me observaban como si tuviera dos cabezas.

-Te he visto, hermosa- susurré y ella se sonrojó- No quiero más, así que puedes comértelos- me miró emocionada y comenzó a comerse mi comida.

-Oye, Dylan- Eider llamó mi atención- ¿Sabes algo de Javier?

-Mañana vendrá de vuelta- la miré por un momento para volver a concentrarme en Abigail- No ha encontrado a su mate y se ha cansado de buscar- asintió y siguió preparando el helado de los niños.

-¿Puedo comer helado con nutella?- preguntó Abigail haciendo un puchero.

-Esta noche te dolerá la tripa- refunfuñó Edgar.

Al final Abigail se comió una gran taza de helado con nutella derretida.

-No puedo respirar- dijo echándose hacia atrás, quedando con su cabeza en mi pecho.

-¡Menuda barriga!- exclamó Edgar riéndose- ¡Es igual que la de mamá!- esperó una respuesta de ella, pero ella solo se dedicó a acurrucarse más en mi y cerrar sus ojos.

-¿A que hora viene mañana?- preguntó Darío en un susurro.

-Temprano- me levanté con ella en mis brazos para llevarla a su habitación. La dejé tumbada en su cama y volví a la cocina, donde Daemon y Tony estaban discutiendo, como siempre.

-¡Tú en mi casa!- espetó divertido- ¡Y una mierda!

-¡Tú has vivido en la mía durante mucho tiempo!- bramó furioso Daemon.

-¿Queréis dejar de discutir ya? Menudos pesados que sois- suspiró resignada Eider- La impresión de Carolina sobre vosotros será la peor.

-En realidad viví así durante nueve meses, nunca cambiaron y nunca cambiarán- todos asentimos concordando con ella.

-Bien, nosotros nos vamos- dijo Darío despidiéndose de todos nosotros- Mañana a primera hora estamos aquí para recibir a Javier- tomó la mano de Carolina y se fueron.

-Pequeños- dijo Alexia- A dormir- ambos se despidieron de nosotros y se fueron a la habitación de Edgar.

-Vosotros dos dormiréis juntos en el sofá- espetó divertida Eider.

-¡Y una mierda!- gritaron los dos horrorizados.

-Mis dos hijas tienen que dormir juntas, porque no pienso dejar que Layla duerma en el sofá y mucho menos Alexia, aun más estando embarazada- ambos asintieron, resigandos.

-¿Y tú?- preguntó Alexia entrando en la cocina. Daemon y Tony siguieron fregando los platos por miedo de las hormonas revolucionadas de la embarazada.

-Abigail puede dormir conmigo- intervine en la conversación- Así tú puedes dormir en su cama- le dije a Eider y ésta asintió conforme con la respuesta.

-Bien, marchaos todos- espetó divertido Tony- Por fin Daemon y yo podremos tener otra sesión de sexo salvaje en el fregadero.

Ven a mis brazos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora