Darkest Fears

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Tiemblo. El miedo corroe mis venas... Han sido tres pesadillas seguidas. Las imágenes empiezan a desvanecerse en mi mente. He notado manos zarandeándome mientras dormía, seres acechando en los rincones más oscuros... No lo recuerdo con exactitud, pero me sentía angustiado. Algo o alguien quería acabar conmigo. He corrido por pasillos inacabables, he apartado garras de mi ropa, he llorado de frustración. Las pesadillas han azotado mi noche tranquila, han hecho que vuelva a mi niñez, que me sienta desprotegido, han hecho que mi pecho se descontrolara... No hay comfort, no hay placer en una pesadilla. ¿Puede que tengamos pesadillas para expiarnos de algún acto que hayamos hecho? No he conocido el Infierno, ni tan solo sé si existe, pero en el caso de que sea real tengo la certeza que mis pesadillas son la viva imágen de éste, el Averno.

Puede que tampoco esté en lo cierto, puede que las pesadillas sean los "yo" de otras vidas pidiendo auxilio, puede que ignorándolos simplemente dejemos morir una parte de nosotros mismos. Si despertamos: morimos, el juego se acaba; si nos enfrentamos a todo aquello que nos aterroriza, puede que muramos igualmente, no obstante, lo habremos intentado, y alguna vez saldremos victoriosos, llevando en nuestra mente la recompensa legada de otra vida.

Otra posibilidad es que los miedos representen nuestra oscuridad subyacente, aquello a lo que Sigmund Freud llamó el inconsciente. ¿Soy malvado por naturaleza? ¿Estoy librando una lucha en vano? ¿Somos malvados por naturaleza? No lo creo. Si esa oscuridad existe de verdad es porque nosotros mismos hemos querido albergarla. Somos nosotros quienes, si queremos volver a caer en los brazos de Morfeo, debamos vencer el mal que llevamos dentro.

Los ojos se me cierran, el sueño me llama. Espero tener el valor suficiente para vencer o, al menos, sobrevivir a mis miedos más oscuros.

Terror a media nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora