Confesiones de un demente

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Me tiemblan las manos. No puedo parar de temblar. No hace frío, es rabia, dolor, sufrimiento... todo corroe mi alma. Abro la mano y está blanca, veo las líneas perfectamente. Mi corazón no puede aguantar estas cosas, aún no es tan fuerte. Mi alma grita, y llora. Llora desconsoladamente. Traición. Grita enfurecida por volver al pasado y cambiar los hechos... pero es imposible. ¿Me estoy volviendo loco? Tarde o temprano enfermaré, o la locura me acabará consumiendo.

He parado de temblar, o al menos prácticamente no tiemblo. Mi cabeza pide venganza. Trama y traza planes retorcidos, todos llenos de escenas macabras. Pero no puedo, ¿tiraré mi vida por una venganza? Ahora mismo lo haría. Todo mi ser me lo pide. Debe morir, debe sufrir... deben sufrir.

Mis ojos son hielo, sin un alma racional en su interior. Podría matar a sangre fría una persona y sentir el mismo remordimiento que al aplastar una cucaracha. Se lo merece, se lo merecen. Debo acabar con ellos. Por ahora toca urdir... sonreír a los demás, seguir como si todo fuera normal. Sigo siendo un estudiante modelo, un novio excelente, el hijo perfecto. Pero llegará, algún día se desencadenará algo en mi interior, y solo una fina línea separa el bien del mal. Algo o alguien debe decantarme. Mi tendencia es oscura, mi alma podrida.

Yo la amo y la odio a la vez. Tal vez son celos de un maníaco, necesitado de un ingreso al manicomio. No puedo pensar con claridad.

Debo deshacerme de mi carga emocional, no puedo irme a dormir así. Debo escribir, manchar unas cuantas páginas con mi esencia, desatar aquello que está prohibido. Mañana gritaré, cuando esté solo, tocaré la guitarra, me distraeré con alguna serie.

¿Soy un cobarde, un inmaduro? Tal vez. Soy joven, me falta experiencia en todo, pero no idiota. Calculo en las sombras y nadie sospecha.

No puedo dormir. Pienso. La rabia me corroe. Golpeo la pared repetidas veces y muerdo la almohada. Me he hecho sangre en los nudillos. Me encuentro mal, siento asco de todo, de esta vida, de todos los que me rodean. Son insectos, basura, escoria humana. ¿A caso pueden sumar 2+2? Me sorprendería. La gilipollez puede ser crítica en algunos individuos.

Muchas veces lo he pensado... Y si... y si soy el que debe poner el orden. ¿Debería salir a la calle y aniquilar la basura? El mundo sería un lugar mejor, pero ¿entraría yo al cielo? Dios tal vez no esté de acuerdo con mi razonamiento. No es justo, yo sí.

Deben morir sin que nadie lo sepa. Seré su sombra, la brisa de una noche oscura. No podrá esconderse, ni huir. Vivirán felices mientras lo permita, les haré creer que son felices. Y cuando estén tranquilos, les arrebataré todo. Sufrirán, sentirán una décima parte de lo que siento. Les arderán las entrañas. Y por fin... por fin podré liberarme de esta condena que a la vez es mi felicidad. No puedo, no debo... Son humanos, es un crimen... pero se han rebajado a animales, a sucios animales.

Les arrancaré el alma y sentirán su corazón gritar de dolor. Borraré sus huellas. Nunca habrán existido. Dejaré que, por una vez, mi alma sea la que disfrute. Adoraremos al verdadero Dios y libraremos esta tierra de impuros.

No pueden vivir, no deben vivir.

Te quiero.

Terror a media nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora