Insomnio

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Duele.

Siempre empieza cuando me encuentro sólo. Primero es como una inquietud, algo de lo que trato de olvidarme... pero sigue ahí, insiste hasta que le hago caso.

Empieza a calarme en la mente, poco a poco. Me giro en la cama y me toco el pecho. Se me acelera el pulso.

¿Qué estoy haciendo con mi vida? ¿He escogido bien? ¿Debería perseguir otras metas? ¿Por qué soy así? ¿Cuánto me queda de vida?

Un día mis padres no estarán.

Me saltan las lágrimas. No aguanto más estirado, me pongo en pie entre sollozos "Mama..." es la única palabra que vocalizo. Los quiero demasiado, no me imagino una vida sin ellos, una vida finita. Mi existencia se reducirá a cenizas, no ahora, en unos años.

Y lo sé, un libro lo disfrutas mientras lees, no piensas en cuánto te queda para acabarlo.

Respiro profundamente, vuelvo a acostarme.

Aún necesito el calor de mis seres queridos, el cual no encuentro.

Es una preocupación que yace en todos nosotros: diferentes sueños, diferentes caminos, mismo destino.

Mi mente se focaliza en cosas más triviales: juegos, historias, cosas por hacer...

Mis músculos se relajan lentamente.

No es un sueño tranquilo, es una inconsciencia forzada.

Una noche más, un despertar menos, otra noche de insomnio.

Terror a media nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora