Terror a media noche

Mi sustento

Te odio con todas mis fuerzas, te arrancaría la piel a bocados. Desearía saborear tu sangre y reírme de tu impotencia.

Me regocijaría de tu muerte, del formar parte de tu asesino para siempre.

Pero te quiero con locura, y me gustaría acariciarte la piel con suavidad. Besar cada rincón de tu cuerpo...

Pero me consumo... Y el mundo se vuelve muy oscuro a tu alrededor. No eres lo que necesito, sino algo de lo que deshacerme cuanto antes.

Eres un parásito que debe ser erradicado. Y aunque te creas un insecto celestial, no eres más que una sucia sanguijuela de pantano.

Y por todo ello lameré el tuétano de tus huesos y me deleitaré con el chascar de tus huesos al partirlos.

¿Crees que he perdido la cabeza? Ni mucho menos... Cualquier persona racional llegaría a mi conclusión.

Si he de acabar contigo, lo haré lentamente, por hacerme perder el recurso más preciado que tengo: el tiempo.

Me has robado parte de mi vida, y ahora estás endeudada. Pero al arrancarte los ojos, saborear tus nervios y masticar tus entrañas... la deuda estará saldada.

Te amo con locura y te odio con pasión. Tú has sido mi perdición y yo seré la tuya, cariño.

Pero esperaré, maldita bruja... esperaré el momento adecuado para acabar con tu miseria. Daré fin a un ciclo podrido para hacernos uno y conseguir el amor perfecto.

Lo eres todo para mí: mi amada, mi sustento.