Había recuperado la consciencia, sin poder calcular exactamente cuánto tiempo llevaba tendida en esa especie de cama. Aún no averiguaba dónde estaba. No abrí los ojos, ni me moví. Sólo me quedé allí, fingiendo que aún seguía desmayada, al darme cuenta que cerca de mí había dos personas, más específicamente, dos chicos, hablando de lo que había ocurrido. Si es que realmente había ocurrido. Cuando volví en mi misma, los recuerdos comenzaron a regresar a mi cabeza como un rayo. Tenía la esperanza que todo aquello fuera un mal sueño, pero algo me decía que todo fue real. Que si seguía viva era por un milagro.
—Te dije que debías hacer algo cuanto antes. Pero no me escuchaste. Como siempre—esa era la voz de Marco.
—Pues es obvio. Nunca voy a escuchar a alguien como tú—respondió Daniel. Se me estaba haciendo costumbre escuchar sus conversaciones sin que ellos se den cuenta. Pero parecía que esa era la única manera de enterarme qué ocurría.
—Si no fuera por mí...—comenzó Marco, pero Daniel no lo dejó continuar.
— ¿Si no fuera por ti qué? Si no fuera por ti hubiera sido todo a la fuerza, habría terminado todo más rápido, y eso no te convenía.
—Es cierto. Pero, ¿a qué costo? Su vida vale más si está intacta. Además, si no fuera por mí, de seguro ella habría resultado más herida de lo que está en este momento. ¿Todo por qué? Porque tú no puedes pelear contra ellos. Eso se te consideraría traición—agregó Marco.
—Pudiste con ella sólo porque tienes mejor posición y poder que el que tenía ella. Pero estoy seguro que si nosotros dos peleamos, te ganaría sin problemas. Ella sólo era una enviada de rango inferior.
— ¿Ah, sí?
—Como sea. La cuidaré, eso basta—añadió Daniel.
— ¿Eso basta? ¿Te parece que está así por haberla cuidado? Me parece que no.
Deduje que estaban hablando de mí. Lo supe. Se referían a mí, y a lo que había pasado. ¿Qué habría ocurrido con la profesora que intentó atacarme? ¿Qué habría dicho el director y las autoridades de la institución al ver las condiciones en las que había quedado aquella aula de clases? No lo sabía. Deseaba enormemente que todo fuera normal, seguir con la vida tranquila que llevaba hasta que aparecieron ellos. Nunca me hubiera imaginado aquellos hechos que hubo en mi vida, para mí, era algo que sólo podía existir en libros de historias de ciencia ficción y misterio. La palabra que encerraba a Daniel y a Marco, era misterio. Quería saber más, mucho más, pero a su vez eso me aterraba. Pensaba que cuanto más supiera yo, más en peligro estaría. Más me buscarían, y lo seguirían haciendo hasta encontrarme. Estaba dispuesta a seguir escuchando, sólo para esperar que alguno de ellos me dé una pista más firme y creíble de todo lo que pasaba. Pero no pude hacerlo por mucho más tiempo, porque el estruendo de una puerta abrirse con fuerza y chocar contra la pared, seguido de un chillido, hizo que sintiera que la cabeza me iba a explotar en cualquier momento.
— ¡¿Dónde está?!—gritó Melody. Involuntariamente solté un quejido, de a poco abrí los ojos, parpadeando varias veces para adaptarme a la luz. ¡Melody la había cagado! Bueno no era su culpa por preocuparse, pero impidió que pueda seguir oyendo la conversación.
—Debiste gritar así desde un principio para despertarla—dijo Daniel a Marco, cuando giré la cabeza para ver dónde estaban, ambos se encontraban parados uno al lado de otro. Daniel estaba de brazos cruzados viéndome, y Marco estaba callado, inquieto. Enseguida sentí unos pasos acercarse y mi vista se dirigió hacia Melody que se acercaba a la camilla. Di una rápida ojeada al lugar, y supe enseguida que me encontraba en la enfermería de la escuela.
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Las sombras del ayer
Fiksi Ilmiah¿Qué significa tener una vida normal? Desde luego que no se considera normal haber despertado en medio del bosque, siendo una niña, sin recordar absolutamente nada. No sabía cómo me llamaba, de dónde venía, ni quién era mi verdadera familia. Sólo se...