No me lo podía creer. Estaba pasando. Estaba pasando de verdad. Miré al suelo de mi habitación, ¿Y qué veía? Cajas, muchas cajas, cajas por todas partes.
Agarré mi guitarra, que era una de las pocas cosas que aún había sin embalar y me eché en la cama a tocar algunas notas aleatorias, después cerré los ojos.
Al rato, abrí los ojos y miré al techo y a las paredes, todos vacíos. Solté un profundo suspiro de desesperación.
Todos mis pósters, dibujos, recuerdos, papeles, notas, fotos, todo, estaba embalado y listo para ser recogido por el camión de mudanzas. Era definitivo, me iba a mudar. Todos mis recuerdos desde que nací, mis primeros pasos, mis primeras palabras, mis primeros acordes de guitarra, todos se quedaban allí, en Irlanda.
Me dí cuenta de que estaba a punto de dejar a todos mis amigos, familiares, compañeros y demás seres queridos aquí. Iba a ser duro acostumbrarse a mi nueva vida en Londres.
No pude evitar que las lágrimas cayeran sobre mis mejillas. Iba a echar de menos todo esto.
Entonces oí a alguien tocar la puerta.
-Toc toc, ¿Se puede? -dijo una voz dulce.
Me sequé las lágrimas con la manga de mi jersey, que por cierto se me quedó echo un asco, y tomé aire para hablar.
-¿Quién es? -pregunté.
-Soy el monstruo de las galletas, ¿Puedo pasar? -dijo sonriendo y asomando la cabeza por la puerta. Era mi abuelo.
-Abuelo, sé que eres tú -dije algo molesta por su infantilada, pero aun así riendo.
No sé que tiene ese vejete, que siempre consigue sacarme una sonrisa boba de la boca.
-¿Qué te pasa? -preguntó sentándose a mi lado.
-No, nada... Es simplemente que... No quiero irme. -dije bajando la cabeza.
-Lo sé hija, pero no te preocupes por eso, ya verás como en seguida te adaptas. -dijo mientras me cogía la mano.
-Gracias abuelo...
Hubo un largo silencio, pero de repente, mi abuelo se levantó de la cama como si una chince le hubiese picado en el trasero.
-¡Tengo una idea, No!
Mi abuelo es una de esas pocas perosnas que me llama "No," que es como a mí me gusta que me llamen, por raro que sea.
-¡Te escucho!
Se detuvo a pensar un momento, hasta volver a reaccionar.
-Y si te doy este billete de £200 para que te compres algo bonito en Londres, ¿Me prometes estar más feliz? -dijo sacando un billete de su bolsillo.
-Eh... Pues... No, abuelo... Pero el dinero no compra la felici... -me paré a pensar en todas las cosas que me podía comprar con 200£. Eran bastantes...- mmm... Bueno, me lo pensaré... -dije agarrando el billete- ¡Gracias abuelo!
-De nada mi pequeña princesita, pero sonríe, ¿Prometido? -dijo acercándome el dedo meñique.
-¡Prometido! -afirmé dándole mi dedo meñique.
-Bien, ahora, a dormir, que mañana madrugamos. Yo me ocuparé de las cajas.
-Gracias abuelo, ¡Eres el mejor!
-Bueno, bueno, ahora duerme.
Mientras hablábamos, mis dos gatitas aparecieron por la puerta.
-Mira, ahí vienen Oreo y Nutella. ¿Peden dormir aquí esta noche? Porfa, porfa, porfa, porfa...
-Bueno, está bien, ¡Pero solo hoy!
-Si, si, ¡Solo hoy!
Subí a las dos gatitas a mi cama y las acomodé para poder dormir, en nada empezaron a ronronear.
-Vale, ahora, duerme.
Me tapó con un edredón que había por allí y me dio un beso en la mejilla, después, se levantó, apagó la luz, y se fue.
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Just Hug Me ♥ (One Direction)
FanfictionNoah Stevenson, una chica corriente, se ve obligada a abandonar su vida en Irlanda por temas económicos, y trasladarse a la ciudad de Londres junto a sus padres, su hermano y su abuelo, a una encantadora urbanización en el sur de la ciudad. Allí con...