Cerré los ojos para no marearme con el tambaleo del coche, y me agarré a la pieza que cuelga de encima de la ventanilla. De pronto, el coche se detuvo. Me solté y abrí los ojos.
Ante nosotros se encontraba una enorme colina hacia abajo, que se fundía en un frondoso bosque allá despés de las afueras de la gran ciudad.
Mientras yo contemplaba anonadada la belleza de aquel bosque, Harry abrió el maletero y enpezó a sacar cosas.
Yo no suelo ser de esas típicas personas que se quedan mirando a un paisaje y dicen algo como "Oh, que hermoso..." No. Pero aquello merecía la pena.
Harry extendió una gran manta con estampados tribales en ella, y la llenó de comida como por ejemplo una barra de pan, varias piezas de queso, tomates cherry, manzanas golden, un par de aguacates y algunas galletas. Después de colocar todo, se acercó a mí y me tomó de la mano, luego me hizo un educado movimiento con la muñeca para que me sentara. Fue a buscar un par de mantas más al coche, y cuando volvió se sentó a mi lado, muy pegado a mí, sacó una navaja multiusos del bolsillo y se puso a manipular comida.
—¿Quieres un bocadillo? —me ofreció.
—No gracias, me comeré una manzana de esas, que tienen una pinta estupenda —dije señalando a una de las manzanas golden.
—Como quieras.
Harry cogió una de las manzanas y la frotó en su camiseta como intentando limpiarla un poco, después me la tendió con una sonrisa en los labios. Cogí la fruta y le pegué el primer mordisco, estaba riquísima. Aunque en realidad yo no tenía hambre, simplemente quería pasar el rato junto a Harry.
Me tumbé en la manta y miré al cielo. Las nubes anaranjadas del atardecer eran preciosas a esas horas en el cielo de Londres, y formaban preciosas formas de color ámbar.
Hacía tan buen tiempo, que cerré los ojos a causa de la fuerte luz del sol.
Al rato sentí que algo se interponía y me quitaba la luz, pero antes de que me diera cuenta, tenía a Harry dándome un tierno beso en re Se acercó a mí aún más y me susurró al oído.
—Voy a hacer de esta la mejor noche de tu vida —me dijo al oído.
—¿Y cómo lo vas a hacer, Harold? —pregunté.
—Tú déjame a mí —continuó.
Me sujetó de la cintura y me juntó a él, se quitó la chaqueta y me la puso por encima, después me abrazó fuerte. Los dos miramos al cielo, y empezamos a mirar nubes.
—Mira, esa de ahí parece un corazón —dijo Harry señalando una nube.
—Y esa... Se parece a tu pelo —dije yo señalando una nube rizada.
Pasamos allí tumbados un buen rato, mirando al cielo, contemplando las nubes y riendo. De pronto, Harry me miró y jugó con uno de mis mechones de pelo.
—Qué hacemos aquí mirando nubes en el cielo cuando podemos... —me besó.
—Quieres decir... ¿Hacerlo? —dije yo algo tímida.
—No exactamente, más bien me refería a algo como quedarnos aquí, en este pequeño rincón de amor abrazados toda la noche, diciéndonos cosas bonitas al oído y contándonos secretos hasta que uno de los dos se duerma... Y el otro le despierte a besos.
No me esperaba para nada aquello, pero he de decir que me gustó. Me gustó bastante. No, no me gustó, me encantó.
La idea de dormir allí, —bueno "dormir" allí...— con tan solo una manta, era una auténtica locura... Pero una locura divertida. Así que, ¿Por qué no?
—Me parece muchísimo mejor que mi propuesta... ¿A ti no?
—Por algo lo habré dicho...
Nos quedamos callados y abrazados un rato, hasta que me dormí. Un poco después, noté los labios de Harry en los míos.
—Despierta princesa, que aún no hemos terminado —dijo cogiéndome de la mano y levantándome para que me sentara a su altura—. La noche aún es joven, y aún tengo alguna que otra sorpresa más para hacer de esta noche la mejor de tu vida, ya sabes... —continuó mirándome a los ojos.
—¿Más?
—Más.
Se giró para coger una de las mantas y me cubrió dulcemente con ella. Después me abrazó y me dio media vuelta a la cabeza, para que pudiese ver el atardecer. El cielo se fundía sobre tonos anaranjados y rosados, con algo de azul y añil. Miré fijamente a Harry.
—Harry... Gracias —dije acurrucándome en su pecho.
—¿Gracias? ¿Por qué?
—Porque a pesar de que nos acabamos de conocer... Eres el chico perfecto. Sabes escuchar y entender a una chica, además eres súper sensible, y cuando me viste allí, en la calle, herida, en seguida te acercaste a ayudarme. Luego, en la primera cita me llevas a un picnic romántico en un precioso bosque perdido, lejos del ruido y del estrés de la ciudad. Además, en vez de querer utilizarme, prefieres pasar toda la noche abrazado a mí en una manta a la intemperie contándonos cosas al oído... Eso se merece un aplauso Harry, no se si te das cuenta de lo afortunada que me siento al tenerte aquí... Conmigo.
—La que tiene mérito eres tú, que has accedido a salir con un tipo al que aún casi ni conoces... Yo solo trato de ser... Ya sabes, un buen novio. Y en vez de darme un aplauso... Podrías darme un beso, ¿No crees? —dijo guiñándome un ojo, tímido.
—Uno, y todos los que quieras Harold.
El sol se puso ante nosotros, y posé mis labios sobre los suyos a la vez que el sol se ocultaba por aquella colina frondosa, creando un largo beso de amor.
Harry me tendió la mano y nos tumbamos de nuevo en la manta. Situó su cabeza encima de la mía rodeándome con sus brazos, y se puso a acariciar mi pelo. No sé qué tenía con mi pelo, que se pasaba el rato tocándolo. ¿Sería el nuevo champú? Quién sabe.
—Hm... Harry... —dije mirándole—. Dime algo bonito, anda.
—¿Y eso así, tan de repente?
—No lo sé, me hace sentir especial... Ya sabes.
—No hace falta que te diga nada bonito, porque tú ya eres bonita por tí misma.
—Me lo tomaré como un cumplido —dije riendo.
Se acercó más a mi oído y empezó a hacer una especie de ronroneo de gatito.
—¿Sabes? Ahora mismo puedo gritarle al mundo lo que te quiero.
—Harry, aquí no hay nadie que nos oiga... Además, me estas susurrando al oído...
—Shh —me interrumpió—. No grito, porque tú eres mi mundo.
Las cosas que me decía Harry, eran dignas de escribir y colgar en un marco en mi habitación, junto a los demás recuerdos valiosos.
A ratos, Harry me susurraba cosas al oído, pero yo no las entendía, me limitaba a sonreír y acariciar sus rizos. Lo que yo no sabía, era que aún me quedaban varias sorpresas por descubrir, y que la noche no había terminado. Más bien, acababa de empezar.
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Just Hug Me ♥ (One Direction)
FanfictionNoah Stevenson, una chica corriente, se ve obligada a abandonar su vida en Irlanda por temas económicos, y trasladarse a la ciudad de Londres junto a sus padres, su hermano y su abuelo, a una encantadora urbanización en el sur de la ciudad. Allí con...