Capítulo Nº 19

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Desperté en aquella habitación de París, a causa de los rayos de sol que entraban por los huecos de entre la cortina y la cristalera de la ventana. Me giré a mi izquierda, y me topé con la sonrisa y la mirada de Harry. Esa mirada.

   —¿Si lo digo te pones roja? —dijo con la voz ronca, mientras acariciaba uno de mis mechones de pelo.

   —¿Decir qué, Harry? —pregunté curiosa.

   —Buenos días, princesa. ¿Qué tal has dormido?

Sonreí y me tapé la cara, para que no me viera sonrojarme. Me dí de nuevo media vuelta, y acerqué mis pies a los suyos por debajo de la sábana. Estaban calentitos, no como los míos.

   —Harry.

   —Dime —dijo aún sin dejar de sobar mi pelo. 

   —¿Cómo quieres que te diga qué tal he dormido si a penas hemos descansado? No me has dejado en paz en toda la noche —dije sarcástica. 

   —Oh... Pero, ¿Te ha molestado?

   —Qué va —me giré hacia él, sonriente—. No he dicho que me molestara. Más bien todo lo contrario, anoche estuviste genial. Fue impresionante.

   —Lo mismo digo —dijo besándome la punta de la nariz.

Me quedé dormida de nuevo, abrazada a él.

Harry siempre estaba caliente, nunca tenía ni las manos ni los pies fríos. Era... Como una esrufa con rizos andante. O algo así. Bueno, puede que no.

Pasado un rato, desperté de nuevo. Las cortinas estaban apartadas y la ventana estaba abierta de par en par, por lo que la brisa fresca de la mañana entraba a la habitación. Me dí media vuelta y Harry no estaba.

Cogí una sábana y me cubrí con ella, a falta de ropa.

Salí a la ventana, y había un enorme balcón que daba de cara a la Torre Eiffel. Y al culo de Harry.

En aquella terraza también había una mesa y dos sillones individuales de mimbre, con un aire moderno. Había varias plantas, y un pequeño columpio balancín.

Harry estaba en la mesa, manipulando algo. 

Me até bien la sábana para qur no se me cayera, y poco a poco ne fui acercando a él, intentando sorprenderle tapándole los ojos con las dos manos y besándole por sorpresa. Me cogió de los dos brazos y tiró de mí, cogiéndome en su espalda, a caballito. Nos quedamos mirando las vistas de la ciudad desde aquel octavo piso, la luz del sol iluminaba los Campos Elíseos y muchos otros lugares maravillosos de París.

   —¿No es estupendo? Tú y yo, solos en París, hoy y mañana. Piénsalo, ¡Es fantástico!

   —Sí. Por cierto, ¿Qué estabas haci...?

   —Pssshhhhhht —me interrumpió tapando la mesa para que no viera lo que había—. No mires, es una sorpresa.

   —Ay, pero qué será... —dije sarcástica.

   —¿Pero qué haces aún sin vestir? ¡Hay muuuchas cosas que hacer en París, y tú te quedas paseándote por la habitación en sábanas... Aséate y ven, que tengo una sorpresita para ti.

Él tidavía no se había vestido para salir, al igual que yo. Llevaba unos pantalones de deporte cortos de color negro, y una camiseta también negra en la que ponía Hipsta Please.

   —Está bien... ¡Pero no tengo ropa!

   —No te preocupes, te dejo yo algo para ahora —dijo quitándose la camiseta—. Ten, ponte esto para desayunar, ya me pondré otra cosa luego. 

Just Hug Me ♥ (One Direction)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora