Decidí salir en busca de mis padres, ya que no los había visto desde el viernes por la tarde, cuando me marché a aquel picnic con Harry. Que acabó siendo algo más que un simple picnic.
Antes de salir, escondí bien la otra caja de macarons, porque claro, como alguien que no fuese mi abuelo la viera... La íbamos a tener.
Busqué por toda la casa, pero nada. No estaban. Pensé que, tal vez, mi abuelo sabría algo sobre su paradero. Bajé al jardín de nuevo, correteando por los pasillos de mi nueva casa cual niña pequeña en un parque de atracciones, hasta llegar a mi destino. Como era de esperar, allí seguía mi abuelo, con sus plantitas.
Me dijo que se habían ido a la ciudad a comprar unos papeles de pared, o algo así, no es que me hubiera enterado muy bien, que digamos. El caso era que no volverían hasta tarde, así que podía quedarme en la calle un buen rato.
Subí de nuevo a mi cuarto, y busqué mi móvil entre los cojines de mi cama. Conecté con el Wi-Fi de casa, que por lo visto ya estaba instalado, y recibí un WhatsApp.
Yuju, un WhatsApp.
Me sentí popular por un segundo.
"Lea :) ha cambiado el asunto a: Mis personitas favoritas <3"
Lea :) se ha unido.
NatNat :) se ha unido.
Tú te has unido.
¿Un grupo de WhatsApp? No supe cómo reaccionar. Vale, vale, lo sé, parecerá una tontería, pero nunca antes había estado en una. ¿Se supone que ya podía presumir de vida social? ¿YUPI?
En el grupo, las chicas hablaban de mi desaparición, y me preguntaban por mi tía Margaret. Ay, tenía que contarles todo. Quedé con ellas a las ocho y diez en la entrada de Oak St., al igual que la última vez. Pero esta vez seríamos una persona mas.
Y con eso me refiero a Liam, por supuesto.
Miré el reloj de mi cuarto, las tres y media. ¿Qué podía hacer hasta las ocho? Bañarme en mi nueva piscina. ¡Al fin!
Cogí de nuevo mi bikini fucsia con flecos, aquel que coí el primer día, y me metí al baño a cambiarme. Pero cuando estaba a punto de cambiarme la parte de abajo, ¡ZAS! Manchurrón rojo.
Qué guay, me parece que no me iba a poder bañar en la piscina... Porque por muy raro que sea, a parte de mi fobia a las agujas y a los aviones, también tengo miedo a los espacios cerrados, a las arañas o cualquier clase de insecto, a los tiburones, a los zombies, al monstruo de debajo de mi cama (sí, aquel que mi padre me decía que sacaría su brazo peludo de debajo de mi cama y me agarraría de la pierna si intentaba levantarme a altas horas de la noche cuando era pequeña, ese mismo), al aceite que salta de la sartén cada vez frío algo, a los suelos resbaladizos, etc etc... Y a los tampones. QUÉ MIEDO.
Si, sé que para mi edad es mas que raro, yo diría casi anormal, pero es así. Que le voy a hacer.
Así que en vez de bañarme, decidí explorar el resto de la casa, ya que aún no me había dado tiempo de verla entera. Bajé al sótano, era muy espacioso. No era el típico sitio lleno de telarañas y polvo, qué va. Estaba pintado y arreglado, parecía un cuarto más. Solo que sin muebles.
En el suelo de éste aún había varias cajas grandes sin desembalar, así que las abrí en busca de algo interesante. La mayoría eran cortinas y alfombras, excepto una de ellas. En ella había un montón de consolas, como la Wii con sus juegos, la Play Station con el Fifa, mi antigua Nintendo... Y una tele. Una tele enorme.
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Just Hug Me ♥ (One Direction)
FanficNoah Stevenson, una chica corriente, se ve obligada a abandonar su vida en Irlanda por temas económicos, y trasladarse a la ciudad de Londres junto a sus padres, su hermano y su abuelo, a una encantadora urbanización en el sur de la ciudad. Allí con...