Me sentía como bajo presión. No podía aguantar, necesitaba contárselo a alguien. El simple sentimiento se saber que estaba ocultando algo, me comía por dentro. Llegó un momento en el que hasta me empezó a doler el estómago.
—Chicas, creo que me duele el estómago, será mejor que me vaya a casa...
—¿No habrán sido los huevos Kinder, no? —preguntó Lea.
—No, no, seguro... Si ya me dolía un poco antes de llegar... Creo que me iré.
—Vaya... ¿Quieres que esta tarde vayamos a visitarte? —dijo Nat sonriendo.
Entonces me acordé de mi cita con Harry.
—Eh... ¿Hoy? Uy, no, no, que igual os contagio algo, y no queremos eso... Me quedaré en casa, reposando.
—Bueno, como quieras... ¿Pero estás completamente segura de que sabes volver? —insistió Lea.
—Que sí, Lea, que no te preocupes, si tengo algún problema ya os llamaré —dije escabulliéndome por las escaleras.
—Vale... ¡Ve con mucho cuidado, Noah! —terminó Lea.
Bajé las escaleras con cuidado, y salí por la puerta principal. Contemplé la inmensidad del bosque y suspiré. Después eché a andar. Bueno, a medio cojear.
Salí de aquel bosque sin problemas, y llegé bien hasta mi casa. Eran las dos del mediodía, no podía presentarme en casa sin mas. Decidí pasar desapercivida entrando en silencio por la parte de atrás.
Fui despacio y una vez allí, me encontré a toda mi familia en el jardín. Mi madre estaba leyendo, mi padre y mi abuelo calentando una barbacoa y Evan jugando con un balón el el césped. Por lo que se veía, no es que me hubiesen echado mucho de menos, que se diga.
Me escondí tras el muro de la casa y en silencio, volví a la puerta de entrada. Por suerte, nadie había echado la llave y pude entrar con facilidad. Subí a mi habitación rápidamente y abrí el ventanal derecho para que entrara aire, estaba agobiada. Comprobé que la puerta estaba bien cerrada, y eché el pestillo. Después me quité toda la ropa de la hermana de Harry y la dejé bien doblada en una silla. Abrí una de las cajas y saqué una camiseta enorme de mi anterior colegio. El Irish School. Era uno de los pocos buenos recuerdos que me llevaba de mi antiguo colegio de Irlanda, ya que allí no tenía muchos amigos. No era porque me hicieran bullying ni nada, yo me llevaba bastante bien con la gente en general.
Pero no tenía lo que se dice un amigo o amiga especial. Cuando acabé la educación primaria me cambiaron de colegio y además falté varios meses ya que estuve ingresada en el hospital a consecuencia de una pulmonía muy grave. Entonces, cuando volví, la gente ya tenía hechos sus grupitos y yo no encajaba en ninguno de ellos, simplemente eso.
La camiseta era verde con el letrero "Irish School" en la parte delantera con letras de universidad y un trébol en medio. A los lados, en las hombreras, tenía dos pequeñas banderas de Irlanda, y en la espalda, llevaba mi nombre y un número. El 10. No se por qué elegí aquel número, me parecía bonito. ¿Quién sabe?
Me puse únicamente la ropa interior y la camiseta, que ya que era lo suficientemente larga como para que me cubriera hasta la mitad de las piernas. Busqué entre las cajas de mudanza mi bote de Nutella de emergencia, también conocido como anti-depresivo o alternativa a cortarme las venas con una cuchilla de cortar bien afilada. Bueno, yo nunca llegaría a tanto como a cortatme, ya que una simple gota de sangre me causa mareos, lágrimas y chillidos de niña pequeña completamente inevitables, pero la Nutella me ayuda bastante.
Abrí el tarro y... ¿Cómo me lo encontré? Vacío. Completamente vacío.
Volví a poner el tarro donde estaba y me tiré a la cama en seco, y me puse a pensar. En Harry.
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Just Hug Me ♥ (One Direction)
FanfictionNoah Stevenson, una chica corriente, se ve obligada a abandonar su vida en Irlanda por temas económicos, y trasladarse a la ciudad de Londres junto a sus padres, su hermano y su abuelo, a una encantadora urbanización en el sur de la ciudad. Allí con...