Bajé las escaleras con cuidado de no hacer ruido, y finalmente llegé a la puerta. Salí rapidito y miré la inmensidad del cielo estrellado de verano. Era precioso.
—Y yo aquí, sin dar mi primer beso. Doy pena... —susurré.
Eché a andar y un montón de pensamientos me vinieron a la mente. El chico de la guitarra, entre ellos.
¿Cual sería su nombre? ¿Cómo sería? Ni siquiera le había visto en persona...
De pronto tropecé con algo y me caí de cara al suelo. Miré mi pie desnudo por la chancleta, estaba sangrando, había tropezado con una piedra. No pude evitar llorar, la sangre es una de las cosas que me horroriza por completo.
Se ve que alguien oyó mi llanto, y acudió corriendo.
—Oh, dios mío, ¿Estás bien? ¿Te duele? —dijo preocupado.
—No, no, ¡AY! Digo... Me duele... Joder, ¡Escuece, escuece! —dije entre llantos, aún sin mirar al chico.
—Madre mía, tiene muy mala pinta... —dijo él preocupado.
—¿De verdad? ¡AAAY! —me quejé.
—Sí... Ven, vamos a mi casa, te limpiaré la herida antes de que se infecte, vivo ahí al lado, no tendrás que caminar mucho.
—¡AY! Gracias... —dije sorbiendo mocos.
Me llevó a cuestas hasta su casa, que efectivamente, se encontraba muy cerca de allí. Me subió por las escaleras y me llevó al baño. Me senté en el borde de la bañera, y él me dio la espalda para abrir un armario.
Tenía el pelo de color castaño claro, era lo único que veía de él. Hasta que se giró.
Sus ojos eran verdes y grandes, como dos esmeraldas brillantes. Sus labios eran carnosos y rosados, como debían ser. Tenía una adorable naricita chata y el pelo rizado.
Me miré el pie y aún sangraba, así que volví a llorar.
—Shhh, no llores, tranquila, eh. Vamos, no te preocupes.
—Esque me duele... Ay, ¡Ay!
—Puede que esto te escueza un poco... Allá vamos.
—¿¡Cómo!? —interrumpí— ¡¡¡AAAAAAAAAY!!! —chillé histérica.
—Lo siento, perdón.
—No, no es nada...
Me miró y me sonrió, después devolvió su mirada a mi pie. Sacó una benda y empezó a cubrirme el pie con ella.
Me escocía, me escocía muchísimo. Traté de aguantar el dolor agarrándome con las dos manos al borde de la bañera, de hecho, creo que dejé las marcas de mis manos selladas allí. También cerré con fuerza los ojos y hacía presión con los dientes.
—Ya está... —dijo acabando de ponerme el bendaje.
—¿Ya? —pregunté abriendo los ojos.
—Sí... Bueno. Quiero decir, sí, ja ja ja... —dijo rascándose la nuca, tímido.
Por último me puso un calcetín por encima de la benda. Me venía un poco grande, pero aún así me servía. Parecía ser suyo.
Yo seguía sentada en el borde de la bañera, y aquel chico de pelo rizado estaba de rodillas en el suelo sujetándome el pie en el aire, para que no me doliera. Me volvió a sonreír, pero esta vez yo intenté devolverle el cumplido con otra sonrisa. Lo intenté.
Hubo un silencio largo e incómodo durante un rato, el cual aquel chico rompió dirigiéndose a mí.
—Discúlpame, aún no sé como te llamas... Quiero decir, ¿Cómo te llamas?
—Oh, me llamo Noah, Noah Stevenson, acabo de mudarme aquí desde Irlanda.
—¡Vaya! Yo tengo un amigo Irlandés... Se llama Niall. Un chico muy majo, sí...
—Ah... ¿Y tú cómo te llamas?
—Oh, pedona, yo me llamo Harry, Harry Edward Styles.
—Bonito nombre. Harry... ¿De Harold?
—Exacto. —dijo guiñándome un ojo— ¿Quieres un té? —me ofreció.
—Oh, claro, no estaría nada mal.
Salimos del cuarto de baño y nos dirigimos a bajar las escaleras. Pero cada vez me dolía más el pie.
—Ay... —me quejé de nuevo.
—¿Te duele? —dijo Harry, mirándome.
—Mucho. Yo te espero aquí, Harry, es mejor que no baje... —dije sentándome en la escalera.
—Vale, ahora vengo.
Miré a mi alrededor y en las encimas de la barandilla de la escalera, había marcos. Marcos con fotos. En uno de ellos había un niño pequeño con una deslumbrante sonrisa de oreja a oreja, sujetando una enorme araña en su mano. En otra había dos chicos, uno de ellos parecía ser Harry. Pero salía abrazado a otro chico. Tenía el pelo marrón liso y los ojos también verdes, y unos deslumbrantes dientes blancos. Después había un texto. Me incorporé para leerlo.
"Para Hazza, ese chico que estuvo ahí cuando nadie más lo estuvo. Gracias. ¡Felices 19 abuelete! ATTE: Louis, tu Boobear.1/02/2013"
Había muchas más, pero Harry volvió con dos tazas humeantes en la mano, así que dejé de prestar atención a las fotos y me centré en Harry.
—Ten mucho cuidado, ¡Está muy caliente! —excalamó Harry ofreciéndome la taza.
—Ya veo, ya... —dije sosteniéndola.
Me quedé mirando el té humeante durante unos instantes, después mojé los labios en él. Estaba dulce, como a mí me gusta.
Bebimos el té con cuidado, y de vez en cuando nos mirábamos, y alguna que otra vez nos sonreíamos, pero sin decir nada.
Harry hizo un movimiento ligero para ver cómo iba mi bendaje.
Se puso con los pies mirando hacia mí, uno a cada lado de mi cintura. Me cogió suavemente de las piernas y me acercó a él. Después se quitó el jersey, y yo me puse coloradísima.
—Harry... ¿Qué haces? ¡Acabamos de conocern...!
—Shhh —me interrumpió—. Levanta los brazos.
No tuve más remedio que hacerle caso.
Posé la taza en la escalera y cerré los ojos, no quería saber qué era lo que me pasaría. Yo esperaba lo peor. ¿Pero qué estaba haciendo? Acababa de meterme en casa de un extraño... ¡Podía hacerme cualquier cosa!
Pero en vez de eso, me puso su jersey de rayas y me sujetó de la cintura. Me acercó a su poecho y después me abazó de forma que su cabeza quedaba bajo la mía. Después me rodeó el cuello y la espalda con los brazos. Me sentía protegida.
—Harry...
—Dime.
—¿Qué haces? —pregunté.
—Cuando era pequeño, mi madre me enseñó a que cuando alguien está triste o dolorido, lo mejor es un buen abrazo... —me susurró al oído.
—¿Y el jersey? —dije bajito.
—Ah, ¿Eso? Es un detallito de cosecha propia. ¿Te molesta?
—Oh, no, no, para nada... Es más, creo que me gusta...
—Me alegra oír eso. —dijo mientras me juntaba cada vez más a él.
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Just Hug Me ♥ (One Direction)
FanfictionNoah Stevenson, una chica corriente, se ve obligada a abandonar su vida en Irlanda por temas económicos, y trasladarse a la ciudad de Londres junto a sus padres, su hermano y su abuelo, a una encantadora urbanización en el sur de la ciudad. Allí con...