Capítulo Nº 5

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   Nat y yo nos bebimos de un trago nuestros refrescos, tiramos las latas a la basura y nos dirigimos hacia la tumbona de la tal Lea.

Una vez allí, como a dos metros de ella, nos detuvimos en seco.

   —Vete tú —me dijo Nat.

   —No, no, vete tú, que sabes hablar mejor, que igual con mi acento Irlandés no me entiende... —me quejé yo.

   —No digas tonterías, si tu acento es adorable.

   —¿DE VERDAD CREES ESO? —dije emocionada. 

   —Si si si, de verdad de la buena, ¡Pero vete tú! —insistió.

   —¡QUE NO! —me quejé.

   —Oh, venga ya, antes me ha tocado a mí ir a saludarte a tí, ¡Así que ahora te toca!

   —Vale, jaque mate.

   Al final tuve que ir yo. Me acerqué tímidamente a ella mirando hacia el suelo, y cuando llegé al fin a su lado, me dispuse a saludarle, aunque parecía muy concentrada con su "libro".

   —Esto... ¿Hola? Me llam...

   —¡SHHHHHH! —me interrumpió.

   —¿Qué ocurr...?

   —¡SSSSSHHHHHHHHHH! —volvió a interrumpir—. ¿Ves a ese chico de ahí?

   Me agaché a su altura para ver de quién se trataba.

   —¿A cual? —pregunté.

   —El rubio, ese de ojos azules.

   —S... Sí... ¿Por qué?

  —Matt Anderson, nombre completo: Mattew Ryder Anderson Hick. 17 años, 1,60m de altura y 15cm.

   —¿15 CENTÍMETROS DE QUÉEEEEEEEEEEEEEEEE? —volví a interrumpir asombrada.

  —Shhh, calla, que no he termiando. Estudia en el North Middle Town, —continuó sin desviar la mirada de él— es alumno de nota media-baja con problemas en física y lengua. Padres separados, hijo único con una mascota, un perro llamado Chuck. Y hasta ahí sé.

Me quedé mirando a Nat completamente alucinada, sin saber que decir.

   —Oh, lo siento me llamo Lea, Lea Hoffman, vivo en Pine Srteet, o calle del Pino, llamadla como queráis, ¡Encantada! —dijo tendiéndome la mano.

   —Eh... Pues yo soy Noah Stevenson, y ella es mi amiga Natalie —dije señalando a Nat.

   —¡Un placer! —saludó ella desde atrás. 

   —Oh, ¡Encantada! Pero... ¿Tú no eres Nathalie Parks, la que viene conmigo a clase de biología? —dijo mirando a Nat. 

   —Sí, sí, soy yo... Pero claro, como estás todo el rato mirando a Mark Smith... ¡Pues ni te fijas! —dijo riendo.

   —Ah, lo sé, es un problema que tengo, se llama "tíobuenitis".

   Nos quedamos todas en silencio un momento, pero de repente el silencio se rompió con nuestras exageradísimas carcajadas.

   —¿TÍOBUENITIS? ¿PERO QUÉ...? —dije riéndome.

   —Sip —afirmó Lea, orgullosa.

   La verdad es que Lea también era muy maja, y las tres teníamos bastante en común. Nos tiramos hablando y conociéndonos un buen rato, hasta que empezó a anochecer.

   —Bueno chicas, yo creo que ya debería ir yéndome hacia casa... ¡Se está haciendo tarde! —dije mirando la hora del móvil— Las nueve y media... ¡Como no vaya rapidito me matan!

   —Vale, entonces... ¿Que os parece si nos vemos mañana a las 7 en la casa del arbol? —propuso Lea.

   —¿¡A LAS 7!? —me sobresalté.

   —¿La casa del arbol? —preguntó Nat— Lea, si te refieres a la casa del arbol de la parte trasera de Oak St., está abandonada desde hace años...

   —O eso es lo que la gente cree, mi querida Natnat...

   —¿Cómooooo? —preguntó ella abriendo los ojos como platos.

   Yo no sabía de que demonios estaban hablando, ni dónde estaba la dichosa Oak St., ni nada, así que simplemente me limité a escuchar y seguir la conversación.

   —Nat, Noah, simplemente, id allí mañana a las 7, ¿Vale? —nos dijo sonriendo.

   —¡Yo no sé cómo ir! —añadí.

   —Tranquila Noe, iremos juntas, ¿Te paso a recoger a las 6:50?

   —Vale... ¿Pero taaaaaaaaan pronto? —repliqué.

   —Eso es Lea, ¿Taaaaaaaaan pronto? —añadió Nat.

   —A la casa del arbol hay que ir pronto, para ver las luces, ¡Esa es la gracia!

   Nat y yo nos miramos y nos encogimos de hombros, después asentimos a la vez.

   —Vale chicas, pues a las 7 en Oak St. ¿De acuerdo?—preguntó Lea.

   —¡Estupendo! —dijo Nat. 

   —¡Claro! —asentí yo.

   Recogimos las cosas, nos dimos los teléfonos y nos despedimos con un abrazo de grupo.

Lea se fue por una avenida llena de manzanos a los lados, y Nat y yo volvimos por la de palmeras.

   En aquel momento me dí cuenta de que las calles de aquella urbanización, estaban organizadas con nombres de árboles, y que según el nombre de cada calle, los árboles que había a los lados de éstas, eran los mismos que los de su nombre. Realmente curioso.

Caminamos hasta mi casa, no era difícil de llegar, solo había que seguir las palmeras y torcer en una calle con árboles lilas. Nat me dijo que la calle se llamaba Hibiscus St., ya que, como era lógico, había haibiscos. Así que deducí que mi dirección era "Hibiscus Street N° 8", por el enorme 8 que había impreso en nuestro buzón y en nuestra puerta.

Me despedí de Nat con un fuerte abrazo y dos besos, y entré a casa. Era mi primer día en Inglaterra, y ya me estaba empezando a ir bien. Al fin y al cabo, esto no era tan horrible... ¡Si no todo lo contrario!

Just Hug Me ♥ (One Direction)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora