Acomode mi corbata de mala gana y miré la enorme puerta de roble que nos separaba del Gran Comedor. Zorayda estaba junto a mi, no habíamos hablado desde anoche, aun estaba alterada. Me deprimía el hecho de no volver a mi antigua escuela, todo gracias a ese asqueroso Lord Voldemort y su sucio plan. Sentí que mi cuello se calentaba a la vez que recordaba lo que Dumbledore había dicho anoche. Estaba furiosa. Apreté mis puños mientras maldecía a ese maldito Voldemort por todo lo que causaba.
Sentí una leve presión en mi mano. Zora. Sus ojos verdes estaban cansados y su cabello rojo, por primera vez, estaba desprolijo.
- Tranquila – dijo en contención con una sonrisa.
- ¿Nerviosa? - pregunté devolviendole la sonrisa. Según nos habían contado, tendríamos que pasar por una ceremonia de selección.
- Pues... no realmente. Se que los cautivaré sin siquiera intentarlo – dijo arrogante.
- Ha vuelto la Zora de siempre – reí.
Una profesora de varios años se acercó a nosotras. Era la misma mujer que anoche me consoló. Tenia una túnica color verde esmeralda, un sombrero puntiagudo negro y llevaba en sus manos un sombrero viejo y feo.
- Es el momento, señoritas – dijo Minerva McGonagall, nombre con el que se nos había presentado.
- Y... ¿para qué es ese sombrero feo, profesora? - dijo con disgusto Zora viendo el sombrero. Así era ella, tan fina y exquisita. La profesora le dedico una cara de desdén.
- Es el Sombrero Seleccionador. Con esto sabrán a que casa pertenecen, señorita Jal – informó – ahora sigamos.
Largué una pequeña risa al ver la mueca de asco que tenia Zora. La profesora abrió las puertas de roble, un gran estallido de charlas y risas y de platos y vasos tintineantes nos recibieron a través de las puertas abiertas del Gran Comedor. McGonagall nos guió hasta la parte de adelante; en el trayecto varios estudiantes (por no decir todos) clavaron sus ojos curiosos en nosotras. Zora, como de costumbre, sonrió. Adoraba ser el centro de atención y le venía bastante bien esta situación. En cambio a mi no me encantaba. Sí, me gustaba que me notaran, pero ahora mismo no lo quería. Me sentía un tanto incomoda, solo quería salir corriendo de allí.
Al llegar a estar frente la multitud de estudiantes, Albus Dumbledore, director de Hogwarts, se puso de pie en la mesa de los maestros con su túnica dorada y morada. Nos dedico a cada una dos segundos de su mirada pero luego fijarla en los alumnos que murmuraban detrás nuestro.
- ¡La mejor de las noches para todos ustedes! – dijo sonriendo ampliamente, sus brazos extendidos para abrazar la habitación completa. Su mano derecha estaba completamente ennegrecida al igual que anoche, parecía estar muerta.
- Esta noche, como verán, tenemos a dos nuevas alumnas – comunicó cuando todos ya se habían callado – ellas son Zorayda Jal y Aadhya Black.
Los murmullos volvieron al escuchar mi apellido. Lógico, nadie sabia que habría otra Black, se supone que mi padre fue el último en la linea y el falleció en Junio. Estaba orgullosa de ser una Black pero esta noche hasta la mínima fijación que tienen en mi me ponía completamente incomoda y esto de la ceremonia no me agradaba para nada.
- Nuestras compañeras - siguió Dumbledore, alzando su voz para acallar los rumores – son transferidas de la escuela Ilvermorny por temas personales. Para aquellos que no sepan, Ilvermorny es un colegio amigo que se situá en los Estados Unidos. Espero estar en lo correcto cuando digo que se que las trataran bien y serán amables con ellas. ¡Les deseo a nuestras nuevas integrantes una gran bienvenida y un buen comienzo!
El salón resonó en aplausos por unos pocos segundos. La profesora McGonagall hizo aparecer un asiento que por lo que pude deducir era parte de la ceremonia.
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No debiste volver | [D.M]
FanfictionA veces creo que solo estaba enamorada del recuerdo que tenía de él, por eso ponía tanto empeño. A veces creo que perdí mucho tiempo con ese juego, que en realidad para mi no lo era. Tal vez... tal vez si todo hubiese sido diferente desde el comienz...