Capitulo 25: No es de tu incumbencia.

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Mi cabeza daba vueltas sin siquiera abrir los ojos. Giro sobre mi al mismo tiempo que abrí los ojos, por suerte no entró ningún rayo de sol que asesinara a mi ojos. Vi el techo sobre mi y me di cuenta de que no era el mismo que el de mi Sala Común, este era de piedra gris. Me senté en la cama de manera lenta y admiré el recinto: una cama con edredón verde, cuatro pilares y un dosel, éste último, del mismo color del edredón. A juzgar por las fundas de las almohadas, las sábanas eran blancas. Un par de muebles de color negro, que consistía en un armario y una mesa de trabajo con su respectiva silla. No tenía ventanas y había un leve olor a humedad. Intente levantarme pero algo que sujetaba mi cintura me lo impedía. Baje mi vista notando que solo estaba en ropa interior y mis sentidos se alertaron. Levante el acolchado para descubrir un brazo y, más nerviosa que nunca, destape a la persona que dormitaba junto a mi. Era Draco. Suspiré aliviada pero seguía un tanto nerviosa, ¿qué pasó anoche? ¿Será que lo hice con Draco? No me hubiera molestado pero hubiera preferido haber estado lucida. Entonces recordé que casi lo hicimos pero por alguna razón no paso y una risita de vergüenza se escapo de mis labios. Volteé a verlo, era tan bonito durmiendo y me recordaba a cuando era niño. Ver dormir a Draco, era lo más gratificante que me pudo pasar. Era el único momento en el que lucía realmente relajado, feliz quizás. Entonces mi mirada se poso en su brazo y el recuerdo llego a mi mente. Pero no era en ese brazo, era en el que estaba oculto debajo de la almohada. Intenté sacarlo con sumo cuidado de allí y cuando lo logre, pude notar que tenía un vendaje cubriendo aquella parte. Mi corazón comenzó a latir desesperadamente. Estaba asustada. Me debatí un momento entre sacarle la venda o no, hasta que decidí hacerlo. Con ayuda de la magia de mis manos logré desvendar la parte superior y eso fue suficiente para notar que era cierto. La calavera con la serpiente saliendo de su boca se notaba perfectamente. Sin sentirlo, las lágrimas comenzaron a resbalar por mis mejillas, sin sollozo alguno. Levante su mirada y me tope con los ojos grises del chico que me miraban avergonzados. Sin decir nada me levante para buscar mi ropa mientras oía a Draco suspirar pesadamente. El calor de la bronca comenzó a sentirse en mi cuello y no lograba encontrar la parte de arriba de mi ropa, entonces tome una sudadera gris que se encontraba sobre una silla y me la puse junto con los shorts.- Aadhya...

Pero antes de que pudiera seguir hablando, tome mis zapatos y me fui de allí. No tenía idea de por donde salir pero era lo que más ansiaba en ese momento. Salir y llorar por otra decepción más. Camine hasta llegar a la Sala Común y, sin que nadie me viera, me escabullí para llegar a la entrada.

-¡Aadhya! El rostro de Zora apareció frente a mi y por alguna razón me dieron ganas de vomitar. Tal vez sea porque me recordaba al alcohol o no sé. - Te he estado buscando, ¿por qué sales de aquí?

- Vaya, parece que la princesa se encontró algún príncipe anoche.

Blaise Zabini y Theodore Nott se encontraban junto a ella. El primero me miraba divertido mientras que el segundo directamente no me mirada, tenia sus ojos puesto en sus zapatos. - ¿Con quien viniste, Aadhya? - sonrió Zora pero no correspondí.-

 Yo... debo irme – dije tratando de salir de allí.

- ¿Qué te sucede?

- Nada.

Y sin detenerme más, pase en medio de ellos y corrí mientras las lágrimas que se habían detenido volvieron a caer. Caían mientras mi corazón atrofiado latía rápidamente. Me sorprendía que lo siguiera haciendo luego de tantas decepciones. Llegué a un pasillo vacío donde me senté en el hueco más pequeño ente las paredes y me puse a llorar con el rostro escondido entre mis piernas. Supongo que finalmente paso lo inevitable y quería tomar esto como una señal, pero no quería aceptar la idea de sacarlo de mi vida. ¿Por qué tenía que pasarme esto a mi? ¿Por qué Draco tuvo que hacerlo? No quería saberlo, al menos no ahora mismo.- Aadhya – se oyó un murmuro de una voz que no reconocí.-

No debiste volver | [D.M]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora