Capitulo 21: Repentina depresión.

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- Llevas días así, Aadhya. ¿Cuándo te levantarás?

- Nunca, Hermione.

- ¿Puedes al menos bañarte? - preguntó Zora con gesto de disgusto junto a mi - ¿Cuándo ha sido la última vez?

- Creo que hace una semana – respondió Hermione – lleva la misma ropa de dormir que uso cuando volvimos.

Así fue como caí tan bajo. Llevaba, literalmente, una semana entera postrada en la cama levantándome únicamente para ir al baño y a la clase con Dumbledore. Le dije a la profesora McGonagall que estaba pescando un resfriado y que tenía que descansar para no empeorar entonces me dieron una poción y me mandaron a la cama.

- Todo es culpa de esos imbéciles – refunfuño Zora.

- No se si...

- Sí lo es, Hermione. Si Theo hubiera tenido un poco más de tacto o si Draco no hubiera jugado, no estaría así.

- No me lo recuerdes – murmuré bajo las mantas.

Mis amigas creían que la depresión, alias gripe, que había pescado se debía a la confrontación con los chicos. En gran parte lo era, pero también estaba muy deprimida por lo de mi madre y mi mente se podría decir que estaba sumamente preocupada. Simplemente se me había mezclado todo y eso era el causante de la horrible tristeza que padecía.

- Nunca te vi así, Aadhya.

- Oh, pues, una nueva parte de mi ha salido a luz – me aferré a mi almohada.

- Pues es horrible – se puso de pie y tomo de los míos para jalarlos - ¡Levantate, Aadhya! ¡Arriba!

- No se si eso sea necesario, Zora.

- Calla Hermione y mejor ayudame – continuó jalando mis pies mientras yo me aferraba con fuerza al colchón – ¡Demonios, Aadhya! ¡Hasta tus pies te apestan!

- ¡Agh! - me levante de manera brusca y enojada - ¡Bien, me bañare! ¿feliz?

- Pues mi nariz te lo agradecerá. Créeme.

Luego de una hora me encontraba nuevamente sentada en mi cama, cuyas sabanas fueron cambiadas gracias a Zora, mientras Hermione se encargaba de peinarme. Zora estaba frente al baúl a mis pies revisando la ropa que tenía mientras negaba la cabeza con todo lo que sacaba. No es que yo vistiera mal, tengo un estilo propio pero bastante bueno pero parece que ella buscaba algo en específico.

- ¡Esté! - exclamó cuando encontró lo que buscaba.

- ¿Qué tienes ahí? - pregunté perezosamente mientras sentía como Hermione jugaba con un mechón en especifico de mi cabello.

- Tu vestido, cielo. El más lindo, por cierto.

Era un bonito vestido negro de encaje y ajustado, solía resaltar mi figura. No es que tuviera un cuerpo envidiable o algo así, pero tenía mis pechos y mis nalgas bien y estaba satisfecha, eran a proporción de mi cuerpo.

- ¿Para qué lo quieres? - le pregunté.

- ¿Qué más te da? Ni lo usas, ¡con lo hermoso qué es!

Zora y yo eramos completamente diferentes en cuando a manera de vestir. Ella solía vestir colores claros y pasteles, de manera elegante y sumamente fina. Era muy diferente a lo que era su familia. Pero en cambio yo vestía de manera despreocupada y cómoda, con tonos más oscuros y opacos.

- Pero es mío. ¿Qué estas tramando?

- Nada – dijo alargando la "a" - ahora vayamos abajo que tu primo no te ve desde hace días.

No debiste volver | [D.M]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora