Capitulo 4: Tu condena.

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- ¿Cuál es su nombre? - preguntó Zora sentándose a mi lado. Le había dicho que hoy se realizaba las pruebas y se ofreció a acompañarme.

- Ron.

- ¡Tu puedes, Ron! - gritó. Ronald miró hacía su dirección y, casi temblando, sonrió. Aunque haya tenido un puesto el año pasado, según contaron, no se sentía lo suficientemente confiado y su sombra verdosa en el rostro lo confirmaba.

Una chica de cabello castaño rojizo a un par de metros de nosotras miró con desprecio a mi amiga la cual sonrió como si lo disfrutara.

- Veo que a alguien le gusta – canturreó. Hermione giró su cabeza rapidamente hacía Zora, como un perro captando a una ardilla. - No me refería a ti – aclaró riendo mi amiga.

- Pero veo que tu también – reí a lo que ella se sonrojo.

- No se de que hablas – dijo un tanto cohibida pero con una leve sonrisa. Aunque ya lo sabía. Me había dado cuenta por su comportamiento hoy a la mañana, cuando Ron había vacilado con Lavander Brown. Estuvo distante y fría todo el camino hasta el estadio.

Unos de los postulantes dejo pasar un balón por aro luego de haberse tirado hacia el lado contrario.

- Estos chicos sí que son malos – comentó la pelirroja viendo al segundo de los aspirantes.

- Ya lo creo - un joven grande de pelo tieso volteó desde el campo. Era Cormac McLaggen, un tipo grande y tonto con aires de agrandado – ya veras cuando sea mi turno. Pisaré a ese estúpido Weasley por ti, primor.

- ¿Por mi? - Zora levanto una ceja divertida.

- Por las tres, si lo prefieren – guiño un ojo hacia nosotras -Es un tipo tonto, al igual que su hermana. No tienen talento.

- Sin embargo estuvo en el equipo, ¿y tu? Mmh no -dije con desprecio. Este estúpido no me agradaba nada.

- Solo por un inconveniente – dijo sonriendo de medio lado – Él no merecía ese puesto, me pertenecé y ahora lo conseguiré.

- No te confíes mucho, cielo. He visto a Ron y puedo asegurarte a que es mucho mejor que tu – mentía pero ese muchacho necesitaba bajar de su nube.

- ¿Tú crees? - rió con malicia Cormac – apenas puede parar su idiotez, no podrá con un par de pelotas. Oh bueno, con esos tiros que da su inútil hermana sí podrá.

Sonrió altanera una vez más para luego irse con el resto del grupo dejándonos a todas con una molestia dentro nuestro.

- Se merece un hechizo – murmuré con amargura.

- Sí – Zora miró a la castaña – deberías hacerlo tu.

- Claro, defiende a tu amado – sonreí burlona.

- No lo sé.

- Vamos – incitó Zora – nadie más que nosotras lo sabrá.

Era el turno de McLaggen. Se posicionó frente a un aro con su escoba preparado para recibir los tiros de la chica Weasley. Hermione seguía dudando si lanzarle un hechizo o no, y aunque no fuera algo muy honesto que digamos, Zora y yo tratábamos de incitarla a que lo hiciera. Luego de cuatro tiros bien hechos, sonreía con altanería hacia nuestra dirección como si hubiera cumplido lo prometido. En el último, sin embargo, se disparó en la dirección totalmente opuesta, la multitud se rió y lo abucheó y McLaggen volvió al suelo apretando sus dientes. Hermione lanzo un bello Confundus haciendo que se confundiera de lado.

- Sera nuestro secreto – dijo sonriendo con satisfacción.

Finalmente Ron quedo con el puesto de Guardián, lo que enfureció a Cormac y le hizo toda una escena a Harry, quien pudo ponerlo en su lugar.

No debiste volver | [D.M]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora