No debiste volver | [D.M]

Capitulo 33: Callejón para el escape.

- ¡Harry! - le dije conmocionada una vez que los mortifagos se fueron - ¡Harry! Hay que hacer algo.

Harry parecía estar en shock, lo que era normal, incluso yo lo estaba. Pero tenía que hacerlo reaccionar pues esto aún no había acabado. Cuando lo hizo, corrimos escaleras abajo para intentar seguir a los mortifagos. Los alcanzamos combatiendo duelo con personas que no pude reconocer en aquel momento. Como si mis pies no pudieran seguir las ordenes de mi cerebro, estos comenzaron a correr por si solos en busca de Draco. Miré a un costado, Harry venía corriendo junto a mi pero sabía que él iba por Snape y no por Draco. Nos deteníamos cuando alguien necesitaba nuestra ayuda y luego seguíamos nuestra carrera.

- ¡Allí! - se oyó un chillido - ¡Allí está la que buscan!

Cuando volteé a ver de donde provenía aquella voz, un hechizo paso rozando por mi oreja. Parkinson me estaba delatando con uno de los mortifagos quien ahora mismo mandaba maldiciones a diestra y siniestra a mi dirección. Harry junto a mi lograba bloquearlas durante mi estado de shock y cuando reaccione, comencé a defendernos a ambos. Y de paso, aproveche para maldecir también a Parkinson quien salió desprendida contra una pared. Harry me miró un poco asustado pero no me importaba, ¿esa era su venganza? ¿delatarme con los mortifagos? Vaya estúpida. Un hechizo sincronizado con Harry hizo que la mortifaga cayera desplomada. Evitando las explosiones, evitando los cuerpos yacidos en el piso y estudiantes que salían a revisar, corrimos fuera del castillo. El frío de afuera desgarraba nuestros pulmones. Hubo un destello a lo lejos que nos permitió ver tres siluetas que nos indicaba donde estaban. Corrimos apresuradamente hacia esa dirección. Otro destello, gritos, vengativos chorros de luz... y Harry comprendió qué ocurría: Hagrid había salido de su cabaña y estaba intentando impedir la fuga de los mortifagos. Allí fue cuando nos acercamos, y también fue allí cuando por un momento me paralice.

- ¡Hagrid! - canturreó Bellatrix de forma estridente a la vez que lanzaba un hechizo a su cabaña.

- ¡Snape! - exclamó Harry adelantándose - ¡El confiaba en usted!

La cabaña de Hagrid comenzó a arder en llamas detrás de Snape, Draco y Bellatrix, esta última chillando de emoción. A paso torpes me aproximé más cerca de ellos, tratando de modular alguna palabra.

- Vete Draco – oí que le Snape y esté asentía corriendo.

- ¡Draco! - grité y mi voz sonó desgarrada. Él paro en seco y volteó a buscarme con la mirada, cuando me encontró pude ver gracias a la luz del fuego su rostro de preocupación - ¡Draco!

- No, Draco – le dijo firme Snape cuando intento acercarse – es peligroso para ti. Vete.

- Draco – gemí y el se me quedó viendo sin haber que hacer, se movía de atrás hacia adelante, dudando entre venir o irse.

- Draco – volvió a hablar – debes irte.

- Dejala, Severus – rió Bellatrix – deja que se despida de su noviecita. ¿De quién se trata, Draco? ¿La chica Parkinson? ¿Greengrass?

Bellatrix se aproximaba hacia mi de manera lenta, levantando su varita hacia mi dirección. Seguía sin poder reaccionar, por eso no me moví de mi lugar aunque sabía cuan peligroso podría ser.

- Largo Bella – ordenó Snape viéndome con reproche. Estaba segura de que ahora mismo pensaba que era una idiota y estaba completamente de acuerdo.

- Pero quiero ver – protestó como si fuera una niña.

- Largó – ordenó con voz firme nuevamente. Bellatrix bajó la varita y, luego de sacarle la lengua de manera infantil, se marcho de allí corriendo y canturreando – deprisa, Draco.