Capitulo 19: Una novedad muy fría.

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Narrador omnisciente.

- Normalmente, Aadhya, la mecánica es a mano y no mediante hechizos.

La muchacha de cabello oscuro no sabía que demonios estaba haciendo pero de alguna forma funcionaba. O eso creía ella. Con sus manos mandaba a las herramientas hacer su respectivo trabajo en la moto pero no sabía si lo estaba empeorando o lo estaba mejorando, realmente no entendía nada de este tema.

- De alguna forma sirve, Dimir.

- Sí, rompiéndolo. ¿Por qué no lo llevas a algún taller?

- Porque llevarlo a talleres si puedo hacerlo yo solita – sonrió de forma tierna.

- ¿No quieres que te ayude, Aadhya? Realmente no sería molestia.

Ruben se había ofrecido varias veces pero su orgullo no le permitía que aceptara su ayuda. Pero luego de un par de días ya estaba se estaba rindiendo.

- No lo se – dudó.

- ¿Por qué no, Didy? - preguntó Dimir – será más fácil, Ruben tiene mano con estas cosas.

- Y luego podrás darnos una vuelta a todos – dijo Zora entusiasmada.

Estaban los 6 en el patio viendo como las herramientas hacían lo suyo sobre la moto. Todos estaban ansiosos por probarla, pero Aadhya hacía de la espera mucho más prolongada.

- ¿Y qué quieres a cambio? - preguntó.

- Dale un beso – dijo en chiste Dimir. Sabía que su hermano aún tenía ligeros sentimientos por ella.

- No hace falta nada – contesto nervioso Ruben – dejame hacerlo.

Suspiró mirando a la moto.

- De acuerdo – Aadhya alzó su mano derecha haciendo que las herramientas se caigan al suelo. Ruben, emocionado, se acercó sin decir nada a la moto y tomo las herramientas del piso comenzando a reparar.

- Preferiría que me dejaran solo. Así puedo concentrarme.

Un tanto sorprendida por el interés de Ruben, acompañó a sus amigos dentro de la casa.

- No sabía que le gustaba la mecánica.

- Yo tampoco – respondieron en coro.

- Oh, ven aquí, Arubina – dijo Helena llamando a mi mascota que alegremente se acercó a ella. Las vio jugar por un momento y una idea cayó de golpe en su cabeza.

- Oye Lena – la aludía levando la cabeza - ¿me la podrías cuidar mientras voy a la escuela? Es que allí no tengo donde dejarla.

- ¡Me encantaría! - exclamó ansiosa pero se fue apagando – pero... no se si la acepten en Ilvermorny.

- Oh, diles que es por parte mía – sonrió despreocupada – verás que te la aceptaran.

- ¡Sí! - sonrió abiertamente tomando a Arubina en brazos – le diré a mamá, ¡mamá!

Salió de la habitación contenta y ella se quedo tranquila sabiendo que dejaba a su pequeña en buenas manos. Le daría más importancia y cuidado de lo que ella le daba.

Subió a su habitación y se tiró en la cama de cobertor verde. Giró su mirada hacia la ventana, Zeus estaba allí limpiando sus plumas. Draco no había respondido desde que le mando la primera carta. La primera, porque le había mandado otras tres más contándole sobre la moto, sobre la fiesta de navidad y pidiéndole nuevamente que se encontraran. Pero nada, absolutamente nada. Estaba preocupada. No sabía si le había pasado algo, si habían interceptado las cartas y sus claves eran demasiado obvias o no lo que sea. Observó el reloj en forma de luna que colgaba de la pared. Faltaban 5 para que sean las 5. Tomó sus cosas y las llevó abajo donde se despediría de la familia.

No debiste volver | [D.M]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora