Si alguien le hubiese dicho a Blaine alguna vez que sería amigo de Quinn Fabray, probablemente se hubiera reído en su cara. La consideraba la clase de persona con la que no compaginaba en ningún sentido porque eran tan diferentes en todas las formas posibles.
No iba a desmerecer la calidad en su trabajo, esa era otro asunto, la chica era grandiosa en lo que hacía y no tenía ninguna objeción en modelar con ella cuando era necesario, pero de ahí a entablar algún tipo de relación, jamás.
Y sin embargo había estado viviendo en el departamento de la rubia durante unas semanas, luego regresó a su hogar pero ella iba a visitarlo tan seguido como le era posible. No sabía exactamente si era una amistad lo que había entre ellos, pero al menos era un trato cordial.
En ese preciso momento, ella estaba retirándole el termómetro de la boca.
Honestamente cada día se sentía peor, no tenía fuerzas ni ánimos para luchar ni discutir, por eso cuando Quinn se ofreció a cuidarlo, a regañadientes había aceptado, aunque en el fondo daba gracias porque estaba asustado y no quería pasar solo en esa enorme casa mientras convalecía.
- Todavía tienes un poco de fiebre. Esto no está nada bien. Realmente no entiendo qué esperas para ir al médico.
- La fiebre es producto de una infección, y ya estoy tomando antibióticos.
- Te estás auto medicando, y no es correcto. Ni siquiera sabes lo que tienes y si esas pastillas te van a ayudar.
- La fiebre está cediendo, así que sí lo están haciendo.
- Puedes tener algo serio y sólo estás dejando pasar el tiempo.
- Ya te dije que es una infección.
- ¿En dónde la tienes? ¿Y por qué?
- Da igual, lo que cuenta es que los antibióticos están cumpliendo su labor.
- ¡Eres tan terco! – Gruñó – No sé ni qué hago aquí si nunca escuchas y al final siempre es lo que se te antoja.
- Sé lo que estoy haciendo, por eso no necesito consejos de nadie.
- Bien, me voy entonces porque sólo estoy consiguiendo que me duela la cabeza discutiendo contigo.
- Si eso es lo que quieres hacer, adelante. No voy a detenerte. - Por favor no te vayas.
- Nos vemos en la agencia.
- Como sea. - No me dejes solo.
La rubia tomó su abrigo y su bolso y se dirigió hacia la puerta a paso firme. Giró la perilla y volteó para darle una última mirada al modelo, dándose cuenta de que éste estaba con el ceño fruncido y los ojos clavados en el suelo.
- ¿Realmente quieres que me vaya?
- Fuiste tú quien tomó esa decisión. - No, no quiero que lo hagas.
- Por más que trato de entender, no lo consigo. ¿Por qué actúas así?
- Si vas a empezar a cuestionarme, será mejor entonces que sigas tu camino. Además, acabo de recordar que unos amigos van a venir más tarde y quiero descansar un poco antes de eso.
- Seamos honestos Blaine, no tienes amigos.
- ¿Estás loca? ¿De qué hablas? ¡Claro que tengo amigos! ¡Y muchos!
- ¡Qué raro! Porque en estas semanas que han transcurrido no he visto venir a nadie, ni he escuchado que te llamen por teléfono. Es más, ni siquiera recibes mensajes o los escribes. Así que, ¿dónde están todas esas muchas amistades que tienes?
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Love is Just a Game
FanfictionBlaine Anderson es un famoso modelo a quien sólo le importa el físico y pasar un buen rato con otros modelos. Kurt Hummel es un estudiante de fotografía, quien hará sus pasantías en la agencia donde Blaine trabaja. Anderson se obsesiona con el estu...