Cap. 50: "Contigo por siempre"

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¡Saludos a todas y todos! Les traigo una nueva actualización, disculpándome de antemano por la demora, pero se presentaron varias situaciones fuera de mi control, como el internet con el que llevo batallando todo el mes.

Sin más que comentar, les dejo disfrutar de la lectura.

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CAPÍTULO 50:

"Contigo por siempre"

Kurt se sentía realmente feliz, era un sentimiento indescriptible el que lo inundaba. En muchas ocasiones durante su adolescencia fantaseó cómo sería encontrar a la persona adecuada y unir sus vidas para siempre, pero la realidad superaba cualquier expectativa.

Una enorme sonrisa adornaba su rostro mientras paseaba por la mesas de los invitados o era detenido por alguno de los presentes para ser felicitado, recibir consejos o tomarse una foto.

Por momentos cruzaba caminos con Blaine, su esposo, un hombre que jamás hubiese pensado que sería el ideal para él, pero que le había demostrado que era su complemento en todos los sentidos. Sin lugar a dudas era quien poco a poco lo había conquistado hasta adueñarse de su corazón, y lo hacía feliz cada día.

Miradas cómplices, sonrisas y pequeños besos eran compartidos en esos encuentros.

—Sr. Anderson-Hummel —dijo Blaine en un tono dulce—, luce tan encantador que hace que mi corazón se acelere con sólo mirarlo.

—No creo que su corazón lata más fuerte que el mío, Sr. Anderson-Hummel. —Le sonrió de manera deslumbrante.

—Ya quiero que estemos en nuestra luna de miel. Realmente lo ansío.

—En unas pocas horas, Blaine, y te aseguro que cada minuto será inolvidable —le susurró al oído de manera seductora.

—¿Qué tal un beso en este momento?

—Todos los que quieras —Se acercó y suavemente unió sus labios en un movimiento lento, sutil, que estaba lleno de significado.

—Dejen eso para la luna de miel —dijo Quinn con una sonrisa—. Es tiempo de que ocupen su mesa, estamos listos para el brindis.

Los recién casados, junto a su amiga, se dirigieron a los lugares asignados, ocupando ellos una mesa en el centro mientras que la chica se sentó entre Roger y Elizabeth en la mesa del costado.

Kurt los miró durante unos segundos y le devolvió la sonrisa a su mamá, más una pequeña punzada en su pecho se hizo presente al no ver a su padre. Siempre tuvo una relación excelente con este, así que jamás hubiese imaginado que estaría ausente el día de su boda.

¿Por qué no podía comprender que era feliz? ¿Por qué le resultaba tan difícil aceptar que las complicaciones que alguna vez existieron fueron resolviéndose de la mejor manera, y que había encontrado al hombre de sus sueños?

Si bien era cierto que él mismo le había contado lo terrible que Blaine era, y la manera en que este le hizo la vida miserable, todo eso formaba parte del pasado. Las circunstancias cambiaron, Blaine cambió, y su padre ni siquiera le había dado una oportunidad para demostrárselo.

¿Es que acaso no confiaba en él? ¿No lo creía capaz de elegir correctamente a la persona con la que iba a compartir el resto de su vida?

Su ausencia dolía tanto como su mal juicio y conjeturas infundadas, porque se suponía que su padre lo conocía, pero al no haber asistido a su boda le estaba demostrando lo contrario.

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