Capítulo 14.- La paz antes de la tormenta.

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Narra Anaís.

Hace dos semanas que se habían reanudado las clases - cosa que a nadie tenía contento, pero igual íbamos - los tres esperábamos el autobús para llegar a la dichosa escuela - muy tranquilos a decir verdad- así que comencé una conversación.

- Entonces... ¿Ahora son novios? ¿O son amantes? - le dije al azabache, pero éste se atragantó con su propia saliva.

- cof cof... Anaís, ¿De qué rayos estás hablando?- se impresionó por mi acertación y las mejillas de mi otro hermano me lo confirmaban -o eso creo yo-.

- Pues de ustedes - señalé a ambos -. Escuchen, tal vez sea pequeña pero no una tonta, así que ¿por qué no aceptarlo al menos frente a su pequeña y dulce hermana?- los miré ilusionada, pero en ése preciso momento tuvo que llegar el autobús dando a mis hermanos una salida rápida de lo que pedía.

- Uff... Nos salvamos - se relajaron ambos mientras se alejaban de mi. Decidí dejarles en paz el resto del día pero jurando seguir insistiendo en cuanto volviéramos a casa.

Al bajar del autobús me encontré con mi castaña amiga, hablamos de trivialidades hasta que Jolie se nos unió, y en ése preciso momento la campana sonó, haciendo suspirar a más de uno. Avanzamos hasta el salón de clase y cada uno a tomar sus respectivos asientos, aunque estábamos separadas siempre encontrábamos una manera de comunicarnos: con señas, papeles o cambiábamos de lugares con los demás para estar un poco más cerca.

La clase comenzó y como era costumbre me concentré para tomar notas, escuchando a la maestra, haciendo los ejercicios, etc. Unas horas después un dulce sonido anunció el inicio del primer descanso, como tal, mis amigas y yo nos miramos unas a otras para salir corriendo de allí lo más pronto posible. Íbamos caminando cuando pude distinguir a lo lejos una de las parejitas que había juntado hace tiempo: Alan y Boberto, fuí a donde ellos y me acerqué primero al más alto.

- Hola Alan- le saludé y mis amigas hicieron igual, el nombrado nos miró sonriente devolviendo el gesto.

- Hola niñas - habló el azabache -.¿No tienen cosas raras para Alan, verdad?- hizo una pequeña distancia entre el nombrado y nosotras, como si fuese nuestra culpa que el otro fuera pervertido. Lo pervertido todos lo tenemos a fin de cuentas, tarde o temprano.

- Tranquilo... - le susurró el otro calmando su pequeño nerviosismo -. Todo está bien- le revolvió su cabello rebelde mientras el contrario se sonrojaba evidentemente. A las tres se nos hizo el corazón pequeñito por tanta lindura.

- ¿Qué tal las vacaciones? - empezó Mela.

- Genial, fuimos al cine, conocí a los padres de Boberto, tuvimos un par de citas y ya sabes lo demás- nos guiñó el ojo divertido y el aludido se sonrrojaba a más no poder.

- Awww que lindos- dijo Jolie mirando a la parejita y al igual que nosotras tuvo que ahogar un girto de ternura.

- Bueno niñas, nos vemos. Alguien necesita que le den unos besitos para calmarlo- susurró lo ultimo al tomar de la mano al de lentes e irse por los pasillos.

Nos despedimos igualmente y volvimos a donde siempre terminábamos, en una de las bancas que rodeaban el jardín principal de la escuela para comer tranquilamente nuestro lonche.

- ¿Quieren jugar? - les pregunté.

- ¿A uke o seme?- contestó Mela a lo que Jolie y yo aceptamos más que felices.

Pocos minutos después estábamos debatiendo en si uno de los chicos deportistas era o un uke o un seme... Yo pensaba que era uke por ése trasero de diva que tenía, Jolie pensaba que era un suke por ser el quaterback, según ella algo tenía eso de dar y recibir balones y Mela decía que era un Seme por sus rasgos faciales, por su posición de liderazgo y que a veces le mirábamos darle miradas alusivas al jugador #13.

Amo a mi hermano pequeño ¡¿y qué?! (Gumball y Darwin [yaoi/Gay/BL])Donde viven las historias. Descúbrelo ahora