Capítulo 16: Vamos a hablar

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Narra Darwin.

Desperté sudando frío por todos lados, la respiración agitada y los sentidos corriendo a toda prisa.

Mirando un poco a los alrededores me di cuenta que en realidad ya no estaba en aquél lugar al que había sido llevado a la fuerza, sino que finalmente había llegado a casa, cosa que me pareció verdaderamente extraña. Entonces pude verlo: Gumball. Me estaba cuidando al pie de la cama, aunque ahora parecía dormido.

Hice las cobijas a un lado para levantarme, pero algo me impidió hacerlo, caí precipitadamente al punto de lastimarme en la caída. Obviamente comencé a quejarme y por lo tanto Gumball despertó por mi caída.

— ¡Darwin! — me llamó — ¡¿Darwin qué haces fuera de la cama?! — alzó uno de mis brazos para ayudarme a levantarme —. Vamos, regresa a la cama — ordenó.

— Gumball... ¿Cómo llegué aquí?—.

— Yo y los chicos fuimos por ti — dijo con simpleza.

— Pero... Nadie sabía dónde estaba o quién me había raptado — fruncí el ceño.

— Lo sé, recibimos ayuda de alguien — sonrió a medias.

— ¿Qué? ¿Pero de quién? — la curiosidad pudo conmigo.

— William — frunció los labios con duda.

— ¿Will? Pero si su padre fue el que me secuestró en un principio — dije confundido.

— Sí. Pero parece ser que él te tiene más afecto que el miedo hacia su padre. Mañana ya podrás hablar con él, por el momento necesito que descanses — Me recostó en la cama para arroparme.

— Pero... No entiendo nada — reclamé .

— Lo sé, yo tampoco comprendo; William dijo que vendría en la mañana para verte y si era posible hablaría contigo para explicarte todo éste embrollo — besó mi frente antes de volver a su posición anterior, al pie de la cama para velar mi sueño.

— Gumball... — lo llamé.

— Dime — sonrió.

— ¿Puedes dormir conmigo? Me da miedo estar en la cama yo solo — me quejé.

— Entiendo pecesillo, pero, te lastimaron mucho, dudo que toleres siquiera que te abrace por la cintura —.

— Lo aguantaré, lo prometo — aseguré.

— Está bien — contestó, se acomodó entre las sabanas y me atrajo hacia él mientras yo me acurrucaba en su pecho.

— Gumball... — mencioné su nombre mientras sentía mis ojos aguados. Quería llorar, pero antes debía decirle.

— ¿Sí? — inclinó la cabeza para mirarme — ¿Qué tienes pecesito? —.

— ¿Qué harías si te dijera que ésos hombres no sólo me han pegado... Que ellos... Me hicieron otras cosas malas? — La voz me temblaba. Empezaba a odiar esto, maldecía la hora en la que se me ocurrió decirle.

— No pasa nada. Ya lo sé, yo te cargué todo el camino y limpié tus heridas... Lo vi — sus brazos me envolvieron en un cálido abrazo que lograba apegarme tanto a su pecho que podía escuchar los latidos de su corazón, eran lentos, calmaban la tormenta que se desataba dentro de mí.

— ... Pero... Yo sólo quiero ser tuyo — Mi voz se había quebrado y las lágrimas salían a borbotones de mis ojos.

— Lo eres, eres sólo mío. ¿Sabes por qué? — Negué con la cabeza a su pregunta — Porque no hay nadie, escúchame bien, NADIE en éste mundo te ama como yo, y no sólo eso, soy el único que te ha hecho el amor. Eso te convierte en mío, mí pareja. Porque tú y yo nos hicimos uno, en cuerpo, alma y nuestros corazones laten al mismo tiempo — tomó una de mis manos para llevarla a su pecho — ¿Lo ves? Tú y yo somos uno mismo — me dedicó una tierna sonrisa antes de besar mis labios.

Amo a mi hermano pequeño ¡¿y qué?! (Gumball y Darwin [yaoi/Gay/BL])Donde viven las historias. Descúbrelo ahora