Capítulo 8: No sé qué pensar

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Narra Darwin.

Ayer había sido el día más mágico y feliz de mi vida. Pero ahora eso cambió. El muy cabezota de Gumball había olvidado todo respecto a lo de anoche, pero no sólo eso, quería que YO le ayudara a recordar. Esto es el colmo.

Llegué hasta el centro comercial, compré únicamente lo que en verdad necesitaba pues Anaís hizo una lista inmensa con tal de que Gumball me acompañara. Hice la cara mohín al ver que ni si quiera se encontraba a mi lado en éste momento.

─ Seré idiota ─ me recriminé a mi mismo.

Tomé las cosas, fui a pagarlas y me puse a buscarlo por cualquier sitio pues en realidad no sabía donde podría estar. Sin darme cuenta choqué contra alguien y caí de puro trasero contra el suelo. Comencé a quejarme por el golpe. No pasó ni un minuto cuando una mano amablemente se extendía hacía mi para ayudarme a levantarme. Miré hacía el dueño de aquella amabilidad y mi vista comenzó a nublarse a causa de unas lágrimas rebeldes.

─ Hey ¿que pasa?... No me gusta verte llorar ─ lo miré unos instantes más para asegurarme de que no fuese un espejismo lo que mis ojos me mostraban. No lo dudé más y mejor me lancé a abrazarlo. Las lágrimas recorrieron mis mejillas sin intenciones de parar ─ Vamos... No llores más, yo estoy aquí ─ me envolvió con sus largos brazos para calmarme.

─ Lo sé...─ dije con lo poco que me quedaba de voz.

─ Entonces... ─ tomó mi barbilla entre sus manos ─ quitemos esto ─ limpió mis lágrimas con ambos pulgares ─. Ahora, dame una de ésas hermosas sonrisas tuyas ─ me sonrrojé por el comentario, pero aún así mis labios se curvearon formando una sonrisa inesperada ─. Así está mejor ─ soltó una pequeña risita.

─ .... ─ Hacía mucho tiempo que no lo oía reír así conmigo...

─ Vamos a un lugar más cómodo ─ me tendió nuevamente la mano y esta vez la acepté ─ Te ayudo con las compras─ yo ya me había olvidado de ellas pero bueno.

Unos segundos después de haber recogido las bolsas el celular de Gumball comenzó a sonar.

─ Am... ─ dudé en decirle o no pero, como siempre, opté por decirle ─ Gumball... tu celular...─ lo miré rápidamente a los ojos para que me hiciera caso.

─ Oh, ¿esto?─ lo sacó de su bolsillo, lo miró, descolgó y apagó. Me dejó boquiabierto.

─ Gumball, ¡¿qué tal si es importante o una emergencia?! ─ le regañé.

─ No te preocupes, sólo es Penny ─ movió repetidamente sus hombros como si fuese un asunto sin relevancia.

─ Y... ¿no se supone que debes de estar ahí para tu novia?─ me crucé de brazos.

─ Se supone, pero, por el momento estoy contigo y Penny puede esperar─ sonrió tranquilo. Un cosquilleo se alojó en la boca de mi estómago.

─ ... ¿Seguro? ─ busqué rápidamente sus ojos y me mostraron lo que quería ver: seguridad.

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Llegamos hasta la casa, Gumball con la mayoría de las bolsas y yo apenas con una en cada mano. Antes de ingresar a la casa miró hacia atrás donde yo le seguía el paso, suspiró y me sonrío. Me resultó extraño. Quise preguntar la razón de su actitud pero se volvió hacia la puerta para luego abrirla.

─ Anaís, ya estamos de vuelta─ anunció nuestro regreso como si fuera gran noticia.

─ ... ¡Okay!...─ respondió desde alguna parte de la casa.

Amo a mi hermano pequeño ¡¿y qué?! (Gumball y Darwin [yaoi/Gay/BL])Donde viven las historias. Descúbrelo ahora