12. Alucinación hipnogógica

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Sofía

Estaba teniendo un día extraño. Albert en dos ocasiones me había intentado preguntar sobre las veces que pregunté por él. Me dio pena decirle que sí, que me preocupé por él en algunos momentos. Pero solo fue por amistad. Me preocupo por todo muchas veces. Y justo ahí estaba fuera de mi escudo —Mi hogar— estaba en su área, él tenía terreno ganado, pero no por eso dejaría de luchar. Por los momentos no tenía la intención que él supiera eso.

Ya llevábamos unas cuatro horas haciendo el dichoso trabajo, y aún no terminábamos. Estaba sentada en el sofá con la laptop en mis piernas, por lo que no veía mucho frente de mí. Pero de pronto noté mucha inactividad de parte de Albert, quité la laptop frente a mí y la sorpresa... él se había quedado dormido, quien sabe hacía cuanto tiempo. Quise despertarlo de una manera brusca, pero no me llegaba a la mente ninguna. Miré a ver que tenía a la mano para lanzárselo, pero vi el vaso donde había tomado jugo. Ya estaba vacío, así que lo coloqué bruscamente en la mesa muy cerca de su oreja, lo que hizo un sonido estruendoso y ensordecedor para él, ya que una de las orejas estaba completamente contra el vidrio de la mesa.

Despertó agitado y moviendo las manos, mirando a todos los lados, con los ojos bien desplegados como lámparas nocturnas.

—Bonito momento para echar una siesta ¿no? —Exclamé.

—Lo siento. No sé... me siento cansado. Tuve un sueño muy extraño. Estaba aquí —Señaló el sofá donde estaba sentado hace unos minutos— Y luego allá —señaló el primer piso — y me empujaste. —Respondió.

—¿Que Qué?

—Sí. No sé fue raro, de esos sueños ambientados en el mismo lugar donde te dormiste.

—¡Ah! Te refieres a una Alucinación hipnogógica: Se producen cuando uno está a punto de dormirse... —Dije calmadamente, pero luego recordé que tenía que ser un poco brusca, para demostrarle que no me intimidaría o me sometería a sus preguntas—. Pero no podemos parar tanto a cada rato, es largo el trabajo y lo sabes. Así que continuemos, sigue transcribiendo para yo seguiré acá.

—Está bien...

¿Por qué el silencio inundaba tanto a esa sala? Saqué mi celular, conecté los audífonos, le di play a la lista de reproducción que tenía acomodada y me perdí entre melodías y transcripciones por un momento.

Sin embargo a pesar de estar en ese mundo paralelo con vida aún... lo observada, no lo podía evitar. Mi mirada sin darme cuenta observaba su rostro, sus manos y me daba cuenta de lo que hacía. Y volvía a transcribir. Él parecía no notarlo. Su cara de sueño era muestra de ello.

Sentí un poco de nervios sin saber cuál —aún— era el motivo.

Sentí mis ojos pesados, me estaba dando sueño. Me obligué a mantenerlos abiertos con toda mi voluntad posible, pero no aguanté por mucho tiempo. Me dormí también.

Desperté. Y él me estaba mirando por alguna extraña razón, cuando mi mirada dio con la de él, volteó. Ni siquiera hizo el intento de despertarme. Me acomodé de nuevo en el sofá, bien sentada: Los dos pies tocando el suelo, laptop soportada en mis piernas, manos moviéndose sobre él, mirada fija en la pantalla. Pero no era suficiente. Me tuve que levantar y dejar la laptop unos minutos, me puse a caminar un poco, disimulando que se me había encalambrado una de las piernas.

El me miró por unos segundos y volvió su mirada al cuaderno de notas. Me quería ir ya. De pronto lo escuché:

—¡Listo! ¡Ya! Tenemos la mayoría de los puntos hechos, solo falta un poco de información la cual ya la tengo a la mano. Solo hace falta transcribirla y terminamos. Son solo tres páginas.

Instante (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora