Albert
Estando en su casa, hablábamos de un programa de televisión y hubo un comercial, ella quedó en silencio me miró de reojo y echó su silla de rueda atrás:
—¿Quién eres? —Mi corazón se detenía. Si recién estaba hablando yo. Es como si fuera una persona con memoria muy limitativa y comenzaba a llamar a Miranda, Frank o Martina —Martina era la enfermera privada que habían contratado para los momentos en que los dos tenían que salir— Aquí hay alguien.
En ese momento uno de los tres aparecía y lo mejor que tenía que hacer era retirarme del lugar. Hasta unos dos días después que todo era como si nada.
Cuando llegué y toqué el timbre Martina me recibió:
—Hola Albert —Los primeros días me decía joven Albert, hasta que le deje en claro que no lo hiciera más, ahora era solo Albert— ¿Cómo está? —Abrió la puerta y me dejó pasar.
—Bien, todo excelente —Respondí mientras avancé unos pasas hasta estar adentro.
—Tenía algunos días sin pasar por aquí.
—Si lo sé, estaba muy ocupado en la oficina —Asintió. En ese momento Miranda y Frank salían de la cocina.
—Hola sr Frank, Miranda ¿Cómo están? —Exclamé.
—Todos bien por aquí —Contestó Miranda.
—¿Y Sofía? —Pregunté.
—Está arriba, le dijimos que tenía visita y se estaba arreglando un poco. Aún no sabe que eres tu quien venía. —Miró hacia arriba y llamó—: Sofía ya está aquí, baja —Di una sonrisa a los dos.
Vi una sombra sobre una silla de ruedas salir del cuarto, acercarse a las escaleras, se acomodó y enganchó la silla en la barra que iba por el borde de la pared, para bajar. Ahí si la observé bien, cabellos castaños como velo de novia sobre su espalda, ojos con mirada profunda y delgadas manos apoyada en el masa manos de su silla. Mientras iba bajando me miró pero no me saludó, no sonrió ni nada. Al llegar abajo miró a Frank.
—¿Quién es? —Preguntó. Mi corazón de por si estaba destrozado. Eso lo terminó de quebrar, de seguro era por el tiempo que tenía sin visitarla —Había escuchado que la falta de estímulo visual y sonoro hacia que las personas que tenían ese tipo de perdida "temporal" pudieran olvidar todo de un momento a otro, como ya venía sucediendo en ocasiones —y por eso no me recordaba. No supe que hacer. Solo quería abrazarla fuertemente y decirle que ahí estaba yo, siendo su novio aunque ella aún no lo supiera.
—Soy Albert —Le dije— ¿No me recuerdas? —Negó. Un sentimiento muy interno fue removido. Y sacudido como una roca dentro de una caja vacía. Hacía mucho ruido pero según no era gran cosa.
Ella miró a Miranda buscando apoyo.
—Hija es Albert ¿De verdad no lo recuerdas? —Me miró y dijo:
—No —De una manera tan cortante que no supe que más decir. Nadie supo que hacer. Pero me recordé de la guitarra.
—Ya vuelvo —Les dije.
Salí de la casa abrí la maletera, saqué la guitarra dentro de su forro y volví a la casa.
Vi que Frank y Miranda la ayudaron a levantarse de la silla y la sentaron en el sofá. Se sentó en el sofá y yo me senté en la mesita de madera central, pensé que Miranda se quejaría o algo, pero no dijo nada.
—Esto que tocaré es para ti —Le dije a Sofía.
Comencé a tocar aquella melodía que le toqué a ella cuando estábamos en mi cuarto, que ella me hizo que lo hiciera, pero esta vez tenía letra, lo hacía mientras a mi mente venían flashback de ese momento, de su radiante sonrisa, su alegría su cabello movido por la brisa que entraba por la ventana ese día, su silueta con curvas.

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Instante (Terminada)
Fiction généralePodría ser el amor perfecto entre ellos, si Sofía siquiera mantuviera una relación con Albert. Pero no, son simples conocidos que estudian la misma carrera universitaria. Ella está intentando superar su pasado mientras que se centra en sus...