Sofía
Eran hermosos los zarcillos que me había regalado. Quise ponérmelos en ese mismo momento. Pero ya tenía muchos colores encima de mi vestimenta. Y cuando le di mi regalo me emocioné al saber que quería unos así. La estaba pasando muy bien.
Luego cuando terminamos comiendo barquillas me llegó algo a la mente, algo que no había podido olvidar por nada, el pareció notarlo. A pesar que mi mirada estaba perdida el preguntó:
—¿Sofía, que tienes, que te pasa? —Quise mentir, pero no podía y menos a él.
—Es que... hay algo que acabo de recordar y me preocupa, me desespera o algo así, no sabría cómo describirlo.
—¿Qué cosa? —Preguntó. Parecía preocupado.
—Es que este es el último semestre y nuestros caminos podrían ser distintos. Tú podrías irte a otro estado si te sale alguna oferta de trabajo o incluso yo. La administración de nuestros tiempos será diferente. Y...
—Sofía, ¿Por qué te adelantas a hechos que aún no suceden? —Me interrumpió.
—Porque me es inevitable pensarlo. Porque me gustas mucho, porque te quiero. Porque me has hecho sentir muy bien este mes. Y espero no sea solo este mes sino por los años que siguen.
—Yo también he pensado en eso. Pero me detengo e intento distraerme. Son cosas que para el ahora no son buenos, es mejor enfocarse en cada cosa lo de cada día —Él tenía mucha razón, pero tenía que contarle lo que se añadía a eso también.
—Albert es que también eso tiene que ver con algo que me pasó hace años.
—¿Qué cosa?
—Mi último novio... —Le conté todo. Desde que fuimos novios a escondidas porque yo tenía menos edad y lo que pasó luego, la carta que me dejó, el no saber más de él. Y todo eso.
Me tranquilizó, me hizo saber que ya sabríamos como hacer concordar nuestros tiempos. Pero que no había que preocuparse por eso ahora. Mis ojos se cristalizaron y él con su mano apartó las lágrimas que querían dañar el momento.
Nos quedamos allí unos minutos y el cambió de tema. El recuerdo se olvidó. Y me dejé de preocupar en ese momento. De seguro luego volvería pero no ahí. Era un momento especial y nada lo debía dañar.
Seguimos caminando, luego me quiso ofrecer un jugo a lo que rechacé. Ya estaba full, sentía que si comía algo más, vomitaría.
Luego de haber pasado una hora conversando me dijo que fuéramos a la sala de juegos.
Entramos y compró una tarjeta, la recargó. Lo primero que hicimos fue jugar al baloncesto mientras la canasta se iba moviendo. El acumulo bastantes puntos y la maquina nos dios solo veinte tiques. Luego era mi turno, le pude sacar a la maquina sesenta tiques más a lo que me burlé de él, que una mujer pudiera ser mejor que él en baloncesto.
Luego pasamos a la plataforma de baile, ahí si me ganó él. Solo que esa atracción no daba tiques, solo era para diversión y era lo que importaba. Después de cuatro canciones me derrotó y se enorgulleció de ello.
Al final jugamos hockey de aire, ahí quedamos empatados. Luego dimos otra última partida hasta que me volvió a ganar. ¡Qué día!
Salimos de la sala de juegos y nos sentamos de nuevo alrededor de la fuente. Me besó y yo dejé que me guiara, luego me miró y guiñó su ojo. Quería ese momento para recuerdos así que saqué el celular y le dije para tomarnos una foto y así hicimos. Luego le pedimos a la señora que tenía un niño a su lado que nos hiciera el favor de tomar una foto pero de lejos y aceptó.
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Instante (Terminada)
General FictionPodría ser el amor perfecto entre ellos, si Sofía siquiera mantuviera una relación con Albert. Pero no, son simples conocidos que estudian la misma carrera universitaria. Ella está intentando superar su pasado mientras que se centra en sus...