Albert
Pasaron dos días en los que luego de salir de clase tenía que cuidar a mi padre. Ya habíamos solucionado todo lo personal, pero sin embargo eso no le quitaba lo quisquilloso en cuanto a las exigencias de su cuidado.
Un día antes del día del aniversario, salí a comprar el regalo de Sofía. Esperaba le pudiera gustar lo que le había comprado. en cuanto a las exigencias de su cuidado.
Llegó el amanecer del día que tanto esperé. A pesar de las últimas circunstancias que había tenido. Mi padre seguía de reposo, aunque mensualmente le mandaron ir a una cita para controlar como iba su corazón.
Estaba ansioso de dárselo y ver si se alegraba o no. Me alisté, ese día quise vestirme algo atractivo para lucirle a ella. Abrí el ropero y me coloqué un suéter de rayas negras con blanco largo, lo que me hacía ver un poco delgado, un jean azul claro y zapatos negros. Además me perfumé un poco.
Le comenté a mi madre que no llegaría temprano por lo del aniversario, solo me dio un abrazo y dijo que le alegraba que todo fuera muy bien, que le mandaba sus saludos.
Llegué a la universidad y no la vi por ningún lado, entré al salón y tomé asiento. Ni siquiera había llevado cuaderno. Gabriel se acercó y me saludó. Lo había visto hablar con Gisell pero no le di atención a eso. Hablamos un poco de muchas cosas y Sofía aún no llegaba.
Hasta que apareció radiante en la puerta. Vestía un jean azul ajustado, y una blusa negra holgada. Aparentaba más edad. Parecía que éramos los únicos bien vestidos ese día en todo el salón. Todos nos miraban. Ella tomó asiento. Ambos sabíamos que era el día, pero en contra de la demostración excesiva de cariño en público. Me lanzó una mirada y guiñó su ojo, mi corazón se aceleró. Como si fuera primera vez que la viera, como si fuera primera vez que me gustaba.
El profesor comenzó a dar su clase a la cual no presté mucha atención por estar distraído en la reacción que ella tendría ese día, el cómo la pasaríamos.
—Albert ¿No copiará la clase? —Preguntó el profesor sacándome de mis pensamientos.
—Lo siento, olvidé traer algo para anotar. Pero me pondré al día —Me lanzó una mirada reprimiendo lo que acaba de decir y siguió con su clase.
Luego terminó y salí al patio central a esperar a Sofía. Ella salió poco a poco, como dándose a desear y conmigo lo estaba logrando. Se acercó y me fundió en un abrazo, yo hice lo mismo. Un corto beso tuvo lugar, era inevitable no hacerlo.
—¿Cómo estás? —Preguntó.
—Ahora, muy bien ante tanta belleza.
—Tonto.
—Es en serio — Con mi mano derecha tomé su izquierda y la giré en el mismo lugar—. Estas muy preciosa vestida así.
—Gracias —Hizo una leve reverencia hacia mí. Ninguno de los dos nos habíamos felicitado ni nada, no sabía porque. La observé mirándome y luego dijo—: Aunque tú no te quedas atrás. Me gusta cómo te queda ese suéter.
—Siempre a la orden —Me burlé —Hoy te secuestraré un par de horas solo para mí. ¿Sabías?
—Primera vez que escucho que un secuestrador le dice a su víctima lo que hará. Pensé que actuaban inesperadamente mostrando las acciones.
—Ah disculpe usted. Por cierto... mira ahí arriba —Le señalé una planta que colgaba de un macetero. Cuando miró la jalé por un brazo y la arrastré hacia mí, la besé y la jalé hasta llegar a acera de la universidad, donde le di otro abrazo. Ella se sorprendió. No esperaba nada de eso.
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Instante (Terminada)
Ficción GeneralPodría ser el amor perfecto entre ellos, si Sofía siquiera mantuviera una relación con Albert. Pero no, son simples conocidos que estudian la misma carrera universitaria. Ella está intentando superar su pasado mientras que se centra en sus...