39. Ya no recuerda nada

32 5 2
                                    

Albert

Era horrible saber que quien te quiso ya no te recuerde para nada.

Olvidado como un juguete viejo, como de un niño que ya creció.

La primera vez que la fui a visitar luego del accidente fue todo extraño, exigió saber quién era yo. Se lo conté pero no dijo nada. No me recordaba. Eso dolió.

Me llamaron de la "Gamex" la empresa donde trabajaba el tío de Gabriel y comencé a trabajar allí. Para no estar haciendo nada y distraer un poco mi mente de lo sucedido, fue perfecta.


Cuando caí en cuenta ya tenía mes y medio allí dentro, era solo un asistente, pero ganaba lo normal y para no ganar dinero, para mí era mucho.

Una vez a la semana comencé a visitarla. Todos los viernes pedía permiso para salir al medio día y pasaba el otro medio día en casa de Sofía. Contándole cosas que hicimos. Las salidas, el regalo que le di, el que ella me dio, Le conté de cosas que hacíamos con Gisell y Gabriel —Quienes la visitaban más a menudo que yo.

Sus padres me dijeron que cualquier objeto, historia que recordara donde ella tuviera que ver que se lo hiciera saber a ella para ver si recordaba algo. Los médicos habían dicho que hasta los momentos la pérdida de memoria era total, pero a veces se contradecían y eso me molestaba porque así como también podría ser que recordara una que otras cosas y eso abriría la puerta al resto. Pero teníamos que buscar la "llave recuerdo" y así permitir que el resto saliera. Estaba dispuesto a hacerla recordar a alguno de nosotros. En especial a mí, aunque fuera un pensamiento egoísta.

Además Miranda me comentó de la cita médica que habían tenido. Un día la llamé y me contó que el doctor les había dicho que ella tenía algo extraño con su memoria, iba olvidando cosas que anteriormente recordaba. Al parecer tenía corta capacidad de memoria, iba desechando lo nuevo y grabando lo nuevo. Así como a veces se recordaba de algo viejo, pero extrañamente no recordaba lo que había hecho hacia dos días.

A pesar de todo comencé a integrarme entre los Burgos, salíamos todos juntos sus padres, ella y yo, la llevábamos sitio que visitábamos muy seguido pero nada. Era una turista. Me agradaba saber que ella estaba bien, pero muy en el fondo gritaba de dolor por su falta de memoria.

Cuantas noches luego del accidente no pude dormir. En mi memoria se repetía una y otra vez los quince minutos que transcurrieron desde el atropello hasta llegar al hospital.

__________  

En enero me enteré que a ella la llamaron de la compañía del amigo del padre. Y fue muy doloroso para él decirles que no se podía por su pérdida de memoria y discapacidad.

__________  

El catorce de febrero fui a su casa y pedí salir a solas, a un sitio cerca de su casa para hablar con ella. Ya yo era familiar para ella, pero creo que más como un hermano. Nunca intenté darle un beso, no quería perderla por hacer alguna estupidez.

Ese día la lleve a la plazoleta junto a la iglesia, y fue tan bonito, pero extraño a la vez.

—¡Que lugar tan bonito! —Dijo y asentí.

Ese día fue como uno de campo pero entre las mesitas de la plazoleta. La pasamos muy bien, pero algo sucedió ese día. Estábamos conversando tranquilamente y de pronto solo guardábamos silencio y cuando volvía a hablar me decía cosas como: ¿Qué hacemos? ¿Quién eres? ¿Por qué? Y muchas más interrogantes. Eso me asustaba, así como ganaba también perdía la memoria. Esperaba con ansias y anhelaba que todo eso fuera solo temporal, que luego ella me pudiera recordar, y continuar con la relación de una manera normal y forjar nuestros futuros. En esos momentos tenía que llamar a casa de sus padres, o darle el teléfono a ella para que se tranquilizara hablando con ellos hasta que llegaban y se la llevaban.

Instante (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora