33. Nuevas acciones

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Albert

Todo iba genial. Un silencio natural. Apacible, amoroso, lleno de nosotros. Hasta que ella recibió una llamada de su padre.

—¿Alo? Si estamos bien. Si claro. Claro que tendré cuidado. Papá estoy con él justo ahora, tienes que ser así en estos momentos. Ajá. Sí. Lo sé. Okey chao —Colgó la llamada y examinó mi mirada, me sentía algo molesto. Entre muchas cosas que le habían dicho y sabía una de ellas en específico. Algo que me molestaba era que me demostraran desconfianza. Ya yo había hablado con el señor Frank, pero quizá había sido inútil.

—Lo siento —Dijo Sofía. 

Todo iba genial. Un silencio natural. Apacible, amoroso, lleno de nosotros. Hasta que ella recibió una llamada de su padre.

—Tranquila, no tienes que disculparte, tú no tienes la culpa —Forzó una sonrisa.

Me levanté y senté frente al televisor en el sofá. A los minutos ella se acercó y recostó su cabeza a mi hombro. Tenía que tranquilizarme, la molestia era con el padre de Sofía no con ella. Así que recosté mi cabeza en la de ella. A los minutos puso uno de los cojines en mis piernas y se recostó completa. Se durmió. Intenté moverme porque en la posición en la que estaba, hacía que una de mis piernas le diera calambre. Pero no quería despertarla. Se veía muy bonita allí naturalmente dormida.

Ya habían pasado dos horas, eran las 10:00pm. Cuando escuché risas en el pasillo subiendo a nuestra puerta, eran Gisell y Gabriel empapados de agua, Gisell en traje de baño y Gabriel en shorts. Llegaron con un alboroto. Se notó que salieron de la piscina y subieron directamente.

—Shhh —Lo silencié —Sofía está dormida.

—Lo siento amigo... —Me dijo tambaleándose. Había bebido. No me imaginaba dormir con un borracho. Pensé que Gisell estaba cuerda pero no. Comenzó a reírse de las tonterías que Gabriel decía.

—Shhh —Los volví a silenciar.

—Mejor nos vamos a dormir —Balbuceó Gabriel. Él se metió a nuestro cuarto y Gisell lo siguió.

—Gabriel tu y yo vamos a dormir... —Ahora era él quien me silenciaba en señales gestuales. Ya no era responsable de lo que en ese cuarto pasara. Cuando me fijé, habían dejado un reguero de humedad en toda la alfombra del departamento. Aún escuchaba sus risas. Se colaban por la rendija de su puerta. Escuché a Gabriel silenciando la risa de Gisell, luego uno de los dos se tuvo que haber levantado y pasó seguro a la puerta.

Definitivamente ya no era responsable de nada de lo pasara dentro de ese cuarto. 


Sentí el toqué de un dedo que se deslizaba por en medio de mi espalda, como guía de carretera tenía mi columna, volvía a subir hasta mi cuello causando que mi piel se pusiera de gallina, un escalofrió recorría mi cuerpo. Por un momento me asusté, abrí mis ojos y tenía de frente el espaldar, seguí inmóvil, quieto casi sin respirar, mis nervios comenzaban a incrementar. El paseo paró y sentí algo moverse tras de mí. Quería saber que era pero sin moverme en el intento, pero la curiosidad se apoderó. Me senté bruscamente y asusté a Sofía quien rodó y cayó al suelo.

—¡Ay! Disculpa amor —Dije en voz baja.

—Tranquilo, discúlpame tu a mí por asustarte —La ayudé a levantarse y acostarse de nuevo a mi lado. Frente a frente me preguntó:

—¿Por qué te saliste del cuarto a venir y dormir aquí entre estos hierros forrados con papel?

—Por nada.

—Si claro. Mejor olvidemos eso, sigamos durmiendo aún falta para que amanezca —Cerró sus ojos, pero yo me quedé mirando su hermosura, sus largas pestañas, sus carnosos labios que era inevitable morder cuando la besaba. Posé mi mano sobre su mejilla, ella se sorprendió y abrió los ojos.

—¿Uhg? —Negué con la cabeza. La acerqué a mi cuerpo y la fundí en un abrazo. Ella sacó sus brazos de la sábana que se había traído del cuarto y también me abrazó. Allí caímos en sueño, porque luego de eso no recuerdo más nada.

__________  

—A despertarse —Escuché la voz de Gabriel junto a una cacerola y un cucharon haciendo ruido para que nos levantáramos. Abrí los ojos y tenía el cuello de Sofía frente a mis labios, y su espalda pegada a mi pecho, mis brazo izquierdo siéndole de apoyo para su cabeza y el derecho abrazando su estómago. Ella comenzó a moverse, también se estaba despertando. Alcé la mirada y vi a Gabriel frente a nosotros con la cacerola en mano, unos lentes de sol, franelilla y short, Gisell a su lado de igual forma pero con su teléfono en mano tomándonos fotos.

—Deja el fastidio —Balbuceó Sofía despertando.

—Cuando hables bien, lo haré —Se burló Gisell.

Nos levantamos, por turnos ella y yo cepillamos nuestros dientes, Gabriel y Gisell ya habían fritado huevo entero con pan para el desayuno. Luego de estar listos nos sentamos los 4 en la pequeña barra de la cocina, Yo frente a Gabriel, y a mi lado Sofía, diagonal tenía a Gisell.

Terminamos de comer, bajamos y llegamos a un local donde alquilaban bicicletas junto a la playa, teníamos que dejar nuestras identificaciones y nos explicaban los kilómetros a la redonda que teníamos permitido recorrer. Cada bicicleta era de dos puestos, y tenían un pequeño radar en medio del manubrio, nos notificaba en el momento en que salíamos del perímetro. Pagamos, nos aplicamos protector solar y nos montamos en las bicicletas, Sofía y yo, Gabriel y Gisell.

Noté como Sofía le lanzaba miradas a Gisell intentando buscar respuestas de lo que había pasado la noche anterior. Yo le hacía seña con mis ojos y ella se quedaba tranquila. Gisell al parecer no se daba cuenta de nada.

Paseamos por toda la costa, entramos a tiendas, compramos sombreros para las chicas, collares playeros, recuerdos, Gabriel y yo compramos un par de pulseras. Miré una pulsera en especial que me gustó mucho y compré cuatro, le regalé una a cada uno, me quedé con una todas decían los mismo: "Best Friends" Me agradecieron y seguimos nuestro recorrido en bicicletas, comimos helados, hacía un calor abrazador. Luego volvimos a regresar las bicicletas y caminos de nuevo a nuestra residencia temporal.

Sin pensarlo, nos lanzamos a la piscina donde había otras personas más, niños sus padres y otros jóvenes como nosotros pasando sus vacaciones con alguna pareja. Un balón de voleibol apareció en el aire y la golpeé. Ahí de inmediato nos unimos a un juego improvisado entre todos los que estábamos en la piscina.

Una hora después, agradecimos el que nos hubieran permitido jugar, salimos y subimos a nuestro departamento a recoger las cosas y contactar otro transporte que nos hiciera el viaje.

Era los más fastidioso, recoger todo. Dejamos mucha comida en la basara que no quisimos traernos de regreso. Excepto los dulces, agua y jugos. Yo busqué en la agenda de páginas amarillas a un transporte y en media hora nos avisó que ya nos esperaba.

Bajamos con las maletas, las metimos en la maletera y subimos. De ahí a la ciudad, todo fue un deslumbre, porque todos nos dormimos encima de otros.

Hasta haber llegado fue que despertamos del profundo e hilarante sueño. Ahí en el terminal nos despedimos, y nos agradecimos por el viaje. Gabriel se fue a acompañar a Gisell a su casa y yo a Sofía.

Mientras íbamos en el taxi a la casa de Sofía ella habló:

—Se me hace increíble que Gisell se haya comportado así anoche.

—Aún piensas en eso.

—Sí. Se pasó.

—Es su vida Sofía. Creo que no te puedes meter en eso.

—¿La defiendes?

—No es eso. Solo que como te dije, eso ya era problemas de ellos. Además recuerda que estaban tomados —Asintió mostrando seriedad.

Instante (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora