Sofía
El día de la defensa había llegado. Mis nervios se habían acrecentado. A pesar que sabía sin trabas lo que iba a defender, sentía un nervio en la boca del estómago. La alarma me despertó y rápidamente me alisté, me vestí con un jean de gabardina negro y una camisa manga larga color azul celeste y unos tacones negros.
Era jueves. Ese día iríamos a la universidad solo a defender y luego a celebrar a casa de Gisell, esperar notas —A pesar que ya sabíamos las notas y todos lograron aprobado— Sus padres habían ofrecido su hogar para que la pasáramos bien. Días antes nos preparamos, compramos comida mexicana, pizzas, pollo, arroz chino, ensalada cocida, refrescos, jugos naturales y cerveza con bajo alcohol para los que iban a tomar.
Me paré frente al espejo me sentía muy elegante, y lo estaba, con mi cabello bien arreglado, iba liso hasta casi llegar a las puntas donde tenía un par de risos, que sumaban elegancia a mi cabellera. Además me perfumé.
Tome mi bolso negro, lo guindé en mi brazo y bajé a la sala muy preparada —Aunque nerviosa— para la defensa. Le pedí a mi padre que me llevará a la universidad y aceptó. Le pedí pasar por casa de Albert para saber si estaba listo. Aceptó.
Llegamos y mi padre tocó corneta, la cortina de la ventana del segundo piso se abrió y apareció Albert vestido haciendo seña que esperáramos. A los segundos salió a la calle solo con una carpeta. Estaba muy atractivo. Lo detallé mientras se acercaba al auto: Camisa larga azul y pantalón de gabardina color negro —Vestía igual que yo porque nos habíamos puesto de acuerdo que vestimenta usaríamos— el cual le quedaba un poco ajustado resaltando las curvas de sus nalgas. Se montó en el auto me saludó con un beso y mi padre siguió camino a la universidad.
Cuando llegamos notamos que no éramos los únicos que se habían tomado el día para dedicárselo a su elegancia. Sino que el resto también. Buscamos a Gisell y a Gabriel, estaban en el patio central sentados en una banca. Conversamos un poco y después de un rato Gabriel hizo una pregunta importante:
—Albert... ¿Imprimiste las 5 últimas páginas que te envié por correo? Recuerda que eran las correcciones finales —El pareció asustarse mucho.
—No. Sí recibí tu mensaje. Pero olvidé revisar el correo, me distraje mucho haciendo una buen resumen y conclusión a esto —Señaló su carpeta.
—¿En serio? Eso lo necesitamos ¡Ya!
Todos nos angustiamos, desesperamos. Hasta que se me encendió el bombillo.
—Albert, ve a la sala de informática. Ahí imprimen, sale un poco más económico. Pero lo importante es imprimir.
Salió corriendo hacia el tercer piso a imprimir. Gisell, Gabriel y yo nos quedamos abajo. Haciendo tiempo. Las defensas comenzaron. Éramos el equipo número tres. Teníamos como media hora, con cada equipo se tardaban entre quince a veinte minutos.
El segundo equipo pasó. Albert seguía sin llegar.
El segundo equipo salió de la sala de defensa y veníamos nosotros, cuando escuchamos unos pasos largos bajando por las escaleras, Albert con hojas en mano, llegó y arregló el trabajo, nos dirigimos a la sala de defensa.
Cuando entramos sentimos el frio del aire acondicionado calar en nuestros huesos. Pero los nervios hicieron que el frió ya no fuera nada.
Un profesor se presentó:
—Buen día soy el profesor Joel García, soy su jurado principal en esta defensa, a mi derecha tengo a la profesora Carla Puerta y a mi izquierda a Leonel Jiménez. Antes de que comiencen queremos hacerles saber que dejen los nervios a un lado, esta es una exposición más, solo que un poco más profunda, más estricta, más rígida... mentira es broma, en serio tómenselo con calma.
Yo respiré profundamente y asentimos. La que comenzaba era yo.
Buen día profesor Joel y resto del jurado. Nuestro grupo está conformado por Gisell Moreno, Gabriel Alvarado, Albert Quintero y quien les habla Sofía Burgos.
Ahí comencé yo a desenvolverme toda. A pesar de los nervios. Hablé, defendí mi punto, me expresé muy bien a mi pensar. Luego pasó Gabriel, le siguió Gisell y por último Albert quien se quedó un poco trabado pero pudo continuar.
Terminamos y los profesores hicieron algunas observaciones y al final dieron la nota. La obtuvimos completa. Nos alegramos mucho y el jurado nos aplaudió. Al salir del salón nos tomamos fotos del equipo y con el resto de la sección. Todos tuvimos que esperar que todos pasaran porque al final darían información sobre las notas, y fecha de graduación.
Una hora después todos los grupos terminaron y nos llamaron a dentro. El profesor Joel García se levantó y se puso en medio de todos.
—Les agradezco su colaboración con los proyectos. Obtuvieron muy buenos resultados. Todos lo aprobaron —Todos lo interrumpieron para aplaudir— Ya prácticamente todos son unos profesionales. Ya estamos en el mañana —Sonrió— Así que para adelante, sin detenerse.
Todos teníamos unas sonrisas de orejas a orejas. El siguió:
—Otra de las cosas que les tengo que informar es que las graduaciones son para febrero. Así que aprovechen este tiempo para descansar, hacer algún curso, conseguir trabajo, algo. Y bueno muchachos, eso es todo. Les deseo el mejor delos éxitos en la vida. Que les vaya bien.
Todos volvimos a aplaudir y comenzamos a salir poco a poco del salón.
Estando todos afuera Gisell habló:
—Todos invitados a mi casa, ¡Habrá fiesta! —Todos hicieron ruido, provocando un eco en la silenciosa universidad.
Salimos hasta fuera, yo iba tomada de la mano de Albert, todos daban saltos, gritos, cualquier tipo de ruido. En un momento Moisés me tomó del otro brazo y me separó de Albert, me llevó hasta el frente del grupo y me unió a Gisell solo para preguntar si podrías llevar un poco de alcohol a su casa. Ella asintió y se giró para buscar a Gabriel que estaba más atrás que Albert.
Moisés aún me tenía con su brazo en mi hombro y me iba contando chistes y tonterías.
—¿Qué piensas hacer luego de graduarte? —Me preguntó.
—Pues... espero ser buena candidata para que me llamen de la empresa de un amigo de mi padre y comenzar ahí. Aprender y luego ver que me depara el destino.
—Muy interesante —Contestó. Nos acercamos a la acera y esperamos al resto que venía detrás y otros que aún estaban dentro de la universidad. Yo reía. Me volteé para llamar a Albert —no sabía si se sentía incómodo por estar con Moisés y el solo caminaba— Lo miré a los ojos, me sonrió pero de un microsegundo a otro su emoción cambió, fue más como de sorpresa e impresión. Seguido de eso sentí un fuerte golpe en todo mí cuerpo. Como si hubiera saltado de un trampolín a una piscina sin agua. Me sentí en medio de un huracán, envuelta en una fuerte brisa y lo último que recuerdo ver fue el cielo azul claro —Muy parecido al color de la camisa que cargaba— el cual se fue ennegreciendo poco a poco. Hasta que no vi nada, no escuché más.
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Instante (Terminada)
General FictionPodría ser el amor perfecto entre ellos, si Sofía siquiera mantuviera una relación con Albert. Pero no, son simples conocidos que estudian la misma carrera universitaria. Ella está intentando superar su pasado mientras que se centra en sus...