Capítulo 13 Suerte Nivel: Semidios.

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El castigo con Cedric Diggory, no fue tan malo, pero creo que fue así por qué solamente intercambiamos palabras para pasarnos cosas o algo por el estilo, sin mencionar el hecho de que Severus Snape/mi padrino malvado, estaba observando cada movimiento que hacíamos.

Cuando el reloj marcó las diez en punto, yo ya estaba en el umbral de la puerta lista para irme.

-No tan rápido, señorita Potter, quiero hablar un momento con usted.-se escuchó la fría voz Snape detrás de mí.

-Hasta luego, Lily.-se despidió Cedric incómodo, yo simplemente lo ignore y camine hacia Snape.

-¿Qué necesita de mi maravillosa persona, profesor Snape?-pregunté con una sonrisa arrogante.

Snape me miró como si quisiera asesinarme.

-Solamente esperaba que estuvieras bien, sé que la ruptura con el Diggory debió afectarte, sobre todo, después de lo que te hizo.

Tuve que pellizcarme para verificar que no estuviera durmiendo. Pero era cierto, el frío y distante Severus Snape se estaba preocupando por mí, una Potter.

Sin embargo, eso no era lo más alarmante, ¿Cómo sabía lo que había hecho Cedric? Borré la memoria de todos...

-¿Cómo sabes...sabe lo que pasó con...Cedric?-mi pecho se achicó al decir ese estúpido nombre.

Snape sonrió.

-Hace falta más que un insignificante truco de mente para alguien que es experto en oclumancia.-respondió como si fuera obvio, lo cuál, lo era si me hubiera puesto a pensar en la posibles fallas de mis actos.

-Vaclas.-me dije para mí misma

-Lenguaje,-me reprendió Severus-o tendré que castigarte otra vez.

Me sorprendió el tono de su voz, no había sido frío e irónico como siempre, de hecho, había un pequeño (muy pequeño) tono de voz paternal.

-Gracias.-dije sin pensarlo, me agradaba que Severus Snape, el maestro frío y distante, se preocupaba por una alumna, que era "hija" de su enemigo en la juventud.

Me miró una última vez antes de indicarme que me fuera. Sin saber por qué, me acerqué a mi profesor de pociones y bese su mejilla a modo de despedida.

Salí de la oscura y fría aula de pociones y subí las escaleras hasta mi Sala Común, decidí sentarme a lado de mi querido hermano y comenzar los deberes de los que tanto había estado huyendo.

-Estúpida dislexia.-maldije después de haber tratado por diez minutos de leer un misero párrafo.

-¿Qué sucede?-me preguntó mi hermano vagamente mientras inventaba formas diferentes de morir para su trabajo de adivinación.

-No puedo entender ni una palabra.-admití con algo de vergüenza.

Levantó la vista de su pergamino y sonrío.

-¿Quieres que te lea?-me sorprendió no escuchar sarcasmo en su voz.

Sonreí agradeciendo.

-Me encantaría, pero debes terminar tu trabajo,-respondí-creo que tendré que hablar con McGonagall o Dumbledore para que me evalúen de otra manera, aunque dudo que acepten...

-¿Por qué no lo traduces?-propuso volviendo a su tarea-Supongo que debe de haber algún hechizo para eso...

-Wow, hermano, esa es la mejor idea que has tenido en toda la vida.-sonreí-Creo que se te está pegando algo de mi.

Aún cuando Harry tenía la cabeza agachada, supe que había puesto los ojos en blanco.

-Ocuparé la capa de invisibilidad, espero que no te moleste.-le dije a mi hermano antes de ponerme de pie e ir a su habitación.

Los mellizos Potter y el Cáliz de Fuego. (Cuarta Temporada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora