EL NIVEL DE LA FE Y LA FELICIDAD. CAPÍTULO V

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Han pasado varios días en el cielo. Todos siguen preparando las cosas para la navidad celestial. El ángel Noel ya regresó a la aldea de los hongos después de la visita que le hizo al mago Marcel. Viene llegando mirando a la colina Ambú a la aldea de los hongos y las piedras de lágrimas.

–Valla, hasta que al fin he llegado de nuevo con mis queridos elfos. –Mencionó al momento en que volaba con sus alas entre las nubes del hermoso cielo–. Bueno, ahora si a llegar a la tierra de esos pequeños traviesos. –Mencionó en el vuelo.

Después de eso el ángel comenzó a bajar poco a poco aterrizando en la puerta del salón Fungi.

–Ya casi llego, ya casi llego. –Se decía Noel una y otra vez.

Fue hasta cuando el ángel Noel pudo llegar hasta la entrada del enorme salón hongo y se volvió a hacer pequeño para poder entrar, estuvo a punto de hacerlo al salón cuando notó algo.

–No puedo creer que mis traviesos aún no han limpiado el jardín del salón Fungi después de sus travesuras. –Decía el ángel mientras miraba el lugar.

Caminó entre el sendero de nubes del salón y sintió de repente en una de sus pisadas, algo viscoso y pegajoso.

– ¿Qué es lo que tengo en mi pie? –se preguntó mientras sentía eso viscoso y pegajoso con el mismo pie en el sendero.

Alzó el pie y miró una mezcla viscosa de harina con agua.

–Mis elfos traviesos, me mancharon mi delicado pie con sus traviesas travesuras. –Dijo Noel agitando su pie para quitarse la pasta del pie–. Bien ahora a continuar a seguir con los elfos. – Se dijo a sí mismo.

Continúo volando, caminando hacia la puerta, tocando la cerradura y después la abrió.

– ¡He regresado mis queridos elfos! –dijo abriendo las puertas y sus brazos nuevamente.

– ¡Ángel Noel! –dijeron todos los elfos al momento en que lo volvían a abrazar.

–Qué bueno, a mí también me da mucho gusto verlos mis queridos elfos. ¿Cómo va todo por aquí? –preguntó Noel con una sonrisa en el rostro mientras los saludaba a todos.

–Por aquí todo está bien, avanzamos en regalos un poco más –dijo Emil–, pero díganos usted, ¿cómo está el mago Marcel? –preguntó el niño celestial.

– ¿Les diré y me creerán algo? –decía el ángel Noel –no encontré al mago Marcel en esos ratos, no estuvo en la casa de bronce.

– ¿Salió a algún lugar? –preguntó el elfo Elí.

–Tal parece que sí. –Mencionó Noel con una cara algo pensativa.

– ¿A dónde habrá ido? –Se interrogó el elfo Emil.

–Yo también me pregunto lo mismo, –comentó el ángel Noel– pero eso no es lo que me pone de pensativo.

– ¿Entonces qué es lo que lo tiene así de pensativo ángel Noel? –cuestionó la sublíder Elsaddi.

–Lo que me tiene así, es por qué salió en estas fechas cuando se llega la época navideña –hablaba el ángel Noel–, siempre cuando es la época del nacimiento de Jesús se encuentra en la casa de bronce controlando la magia y el maná de la misma para que salga bien el espíritu navideño celestial. –Respondió el ángel con la misma cara de pensativita.

– ¿Usted piensa entonces que...? –preguntó con suposición el elfo Mía con timidez escuchándose la voz atorarse en sus hermosos y pequeños dientes.

–Aún no he dicho nada pero ojala y no sea una urgencia por el motivo que tuvo que salir. –Decía el ángel Noel–. Pero mejor para no traer las malas vibras hay que seguir preparándonos para recibir la llegada de la navidad. –Dijo tratando de calmar y animar a los elfos.

–De acuerdo mago Marcel. –Dijeron todos los elfos tratando de seguir con el buen ánimo haciendo los regalos celestiales.


EN BUSCA DE LA FEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora