En los cielos de Dios, donde ya pasaron algunos días en él, los elfos continúan haciendo regalos para los seres celestiales, los elfos de listón blanco siguen recogiendo materiales en su aldea que puedan usar para reciclarlos y fabricar los regalos. El elfo Samuel se encuentra recogiendo madera de una conífera.
– ¡Hola querida conífera! –dijo el niño elfo llamado Samuel contento.
En ese momento la conífera se agachó para ver quién era, y fue cuando vio ese pequeño elfo debajo de sus ramas con unos pequeños trozos de piedra.
–Oye conífera hermosa, ¿me dejas juntar tus trozos de madera que están debajo de tus preciosas ramas? –pidió el elfo parándose de puntitas.
Como las plantas celestiales no pueden hablar, el árbol solo movió su tronco hacia arriba y abajo en señal de afirmación.
– ¡Muchas gracias conífera hermosa! –habló el elfo muy contento y se puso a juntar todas las ramas posibles.
El elfo seguía feliz juntando. hasta que de repente sintió que algo lo tocaba detrás.
– ¿Qué quieren? –pregunto el elfo con un tono feliz por juntar las varas.
Volteó hacia atrás, hasta que miró una liana que le había lanzado la conífera hacia él. La conífera quería que el elfo jugara un rato con ella pero él aventó la liana a otro lado.
–No conífera, ahorita no puedo jugar porque tengo que seguir recogiendo material que llevar para el salón pero más al ratito sí. –Le respondió Samuel algo triste pero de buena manera y se agachó a seguir juntando ramitas hasta que...
– ¿Quién es? –volvió a preguntar Samuel girando hacia atrás y volvió a ser la liana de la conífera que quería que jugara con ella.
–No puedo conífera, ya te lo dije, tengo que juntar la madera para llevarla con los demás elfos. Pero más al ratito sí. –Se lo volvió a decir Samuel con buena manera de ser celestial y regresó a juntar madera en el pasto del suelo.
Después sintió de nuevo que alguien le tocaba la espalda otra vez.
– ¡Conífera ya te dije que no puedo jugar ahorita! –Se lo dijo triste el elfo Samuel a la conífera con la liana de ella frente a él, pero esta volvió a mover la liana para que la viera.
–Ya te dije que no. –Dijo pero ahora un poco desesperado.
La conífera movió de nuevo la liana una y otra vez.
–No. –Mencionó Samuel y la conífera la movió una vez más.
– ¡No! –se lo dijo el elfo acercando su cara a la liana y esta se volvió a mover.
En eso el elfo pasó de una cara estricta a una cara feliz de travesura instantáneamente.
–Bueno está bien. –Se dijo convencido el elfo por la liana.
El elfo tomó la liana y tiró los trozos de madera que había tomado y después se agarró de la liana a columpiarse una y otra vez.
– ¡Sí, sí, sí, sí. –Gritaba de contento Samuel columpiando de la liana una y otra vez al tiempo en que el árbol también se sentía contento.
Pero de pronto comenzó a suceder algo que ni el árbol ni el elfo se esperaban, el elfo miró hacia arriba y la liana se comenzó a romper despacio mientras el elfo seguía columpiando sobre ella.
– ¡Oh no! –respondió el elfo al momento que miraba la liana pero enseguida pensó en algo. – ¡Ay que idiota soy! pues ahorita vuelo para no caerme. Se dijo el elfo y así fue, la liana terminó de romperse y el elfo voló volteando hacia atrás viendo la liana caer y que en instantes al árbol le volvía a crecer la liana perdida en tan solo unos segundos celestiales.
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EN BUSCA DE LA FE
FantasyDos caminos van "en busca de la fe" para poder llegar a un logro que pueda mantener su existencia. La bondad se ha dado cuenta que la fe está siendo acechada sin saber que la maldad la está absorbiendo paso a paso para conquistar el bien. Un mensaje...