EL ENOJO DE SATANÁS POR LUCIFER. CAPÍTULO XVI

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Ahora Satanás está absorbiendo energía de los seres vivos para poder ser más fuerte. Tanto él como su siniestro felino aún continuaron en el oasis, Satanás, ahora el demonio se encontraba debajo de una palmera chupando con su asqueroso gozo a un pobre e indefenso elefante.

–Miau... amo señor está muy hambriento el día de hoy, –hablaba el felino de Satanás contento–, mire ese pez que se está chupando por sus branquias, el pobre ya tiene cara de moribundo. Miau... miau... 

–Así es querido Lucifer, tengo que tener mucha hambre para poder derrotar el bien y ser el único rey del universo.

Satanás terminó de chupar el pez, dejando solamente el cuero. Cuando el diablo estaba a punto de arrojar los restos, con una mirada pensativa se alegra teniendo la idea perfecta, que enseguida se traga el cuero, mientras que pensó distinto con los huesos del pobre animalito.

–Te obsequio este pequeño fragmento de atún para que comas con mucho gusto y devoción. –Mencionó Satanás con una agradable voz y enseguida con un solo dedo se lo lanzó a Lucifer, quien comenzó a masticarlos con gusto, sin ninguna dificultad para comer los huesos todo gracias a sus dientes perfectos de felino.

Lucifer al terminar de tener el sabor de esos huesos, su boca sintió ganas de comer y sentir el sabor de la carne y la sangre.

–Miau... ¡Los peces se ven muy ricos y sabrosos miau...! ¿puedo comer con usted amo Satanás? –dijo muy ansioso moviendo su lengua de lado a lado viendo los peces que se trataban de ocultar de estas bestias despiadadas.

–Está bien, puedes comer conmigo querido Lucifer, pero del otro lado del oasis. No quiero que me vayas a quitar los peces y tortugas que vienen hacia mí tratando de ocultarse de nuestra cruel y bella maldad. –Contestó el padre de la maldad.

Lucifer dio un enorme salto desde donde estaba con su amo y señor, hasta llegar al otro lado del oasis donde comenzó a comer y mordisquear puños y puños de peces devorando en su boca, la sangre escurría en sus dientes cayendo y pintando el agua del oasis donde Satanás estaba. En un instante Satanás al mirar a Lucifer, se tornó pensativo, con su mirada clavada en Lucifer.

–De todos modos eso no cambiará nada sobre nosotros mi querido, querido Lucifer. –La manera en que lo pensó Satanás, dio la impresión de una hipocresía hacia su hijo. ¿Qué es lo que quiso decir Satanás con esto?

–Miau... perdón amo me precipité demasiado ¿qué peces quiere usted amo? ¿Los grises o los azules? Ya casi me los acabé. –Preguntó observando a todos los animales del agua con un poco de sentimiento, queriendo acabar con todos y dejar a su amo casi sin nada.

–Los que tú te quieras dejarme mi querido Lucifer, quiero complacerte. –Contestó el demonio mientras sonreía de maldad.

–Es que yo deseo comer de los dos peces ¿y usted mi amo? –preguntó desesperado.

–Entonces ni tú ni yo, los dos hay que comer de los dos.

–Si es así, como siempre, pase usted primero mi amo señor.

–Gracias mi querido Lucifer. Pues llegó la hora del manjar hijo mío. ¿Y tú como los comerías? A caso ¿sería exactamente igual que yo? Bueno más bien dicho ya vi como lo haces tú mí querido Lucifer.

–Está muy equivocado porque no sólo disfruto de esa manera. Yo a diferencia de usted amo... –dijo Lucifer, quien mete una de sus manos al lago y toma un pez con sus garras– yo lo que hago simplemente es esto –se colocó el pez sobre su boca abierta, apretó con sus manos y garras al pez hasta sacarle toda la sangre, saliendo por la boca del animal acuático, cayendo sobre el hocico de Lucifer, saboreándola– y al final, lo que hago simplemente es –el felino se metió el cuerpo del pez en la boca, y lo mastica, sacando el esqueleto de su boca que besó, y se lo comió de un solo bocado– ¿qué le pareció mi amo y señor?

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⏰ Última actualización: Dec 15, 2016 ⏰

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