EL NIVEL DE LA FE Y LA FELICIDAD. CAPÍTULO V.II

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– ¿Ya llegaste? ¿Al fin te has desocupado de tus deberes? –le dijo muy contenta y coqueta la ninfa mientras lavaba sus piernas con el agua del rio.

–No, aún no termino. –Mencionó Marcel apurado.

–Bueno, cuando lo hagas recuerda que te estaré esperando dentro del rio para poder nadar juntos sin que nadie nos separe. –Le dijo al mago mientras se destejía la trenza de su pelo tratando de verse más atractiva para Marcel.

–Si ninfa Elicia... –Le dijo el mago solamente con seriedad para que la ninfa no lo interrumpiera mucho tiempo–. Pronto iré...

–No, para ti solo soy Elicia querido. No te esfuerces tanto gastando y lastimando, tu bella y melodiosa voz Marcelito. –Interrumpió la ninfa al mago Marcel mientras se tocaba sus piernas mojadas con una hoja de árbol que recorría de arriba abajo.

–De acuerdo... –dijo el mago–. Elicia, tengo que irme que el ángel Noel me espera, nos vemos.

Y el mago Marcel salió corriendo abriendo la puerta de la librería y huyendo de la ninfa.

–Se ve tan lindo cuando corre.... –Suspiró la ninfa una y otra vez, con sus piernas metidas en el rio viendo correr al mago Marcel y en eso entonces, la ninfa comenzó a cantar una melodía de inspiración.

Un ser tan especial

Que llena la dicha de una ninfa

Que busca lo más bello que existe

Pues el amor aquí persiste

No solo hay de este amor

También el que llena el corazón

De hermanos y de prójimos

Como lo quiere Dios

Amor el amor

La dicha de todo ser

Lo que llena el interior

Pues el día vuelve a nacer

Amor el amor

La luz vuelve a salir

Con este sentimiento

Lo feliz vuelve a ti

Un amor eterno

Que dure para siempre

Amarnos los dos juntos

Unidos eternamente

Un amor eterno

Que dure por siempre

Unidos como hermanos

Todos juntos y al frente

Amor el amor

La dicha de todo ser

Que sana el corazón

De las heridas a romper

Amor el amor

La luz vuelve a brillar

Con este sentimiento

Al fin tú triunfarás

Cualquier amor

Al ser hace feliz

Lo único que importa

Es ser sincero y sonreír

Sonríe al prójimo

Sonríete a ti

Sonríele al mundo

Con el amor que late así

Amor el amor

La dicha de todo ser

Lo que llena el interior

Pues el día vuelve a nacer

Amor el amor

La dicha vuelve a salir

Con este sentimiento

Lo feliz vuelve a ti

Amor el amor

La dicha de todo ser

Que sana el corazón

De las heridas a romper

Amor el amor

La luz vuelve a brillar

Con este sentimiento

Al fin se triunfará

Mientras la ninfa cantaba la canción inspiradamente y llena de alegría, el mago Marcel salió al patio de la casa de bronce y se paró a chiflar.

– ¡Alázul! ¡Alázul! –gritó en ese instante el mago Marcel.

Y en eso salió volando una hermosa paloma, pero con el sonido de un águila por toda la casa de bronce, recorriéndola de lado a lado y de arriba a abajo donde volaba por el techo y después por ser tan rápida, se miraba ahora en el piso. Era una paloma muy veloz. Después se dirigió con el mago Marcel en la fuente de la casa de bronce donde aterrizó mojándose de diversión.

–Alázul, necesito que lleves esta carta con el ángel Noel a la aldea de los elfos en la colina Ambú, con mucho cuidado. –Mencionó el mago Marcel.

Le da la carta sobre su boca a la paloma y esta sale volando de la casa de bronce a dirigirse hacia el cielo de los elfos volando por lo alto. Pero... ¿Qué pasa mientras la paloma Alázul vuela hacia el cielo de los elfos para llegar a la colina Ambú?


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