LA MAGIA NEGRA EN EL MUNDO. CAPÍTULO XV.I

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Siguen caminando tres días sin parar por el volcán de viento el ángel Noel, el mago Marcel y de colado el elfo Emile con la paloma Alázul, sin que los dos seres adultos se dieran cuenta. 

– ¡Mago Marcel ya estoy muy agotado! ¿Cuánto falta para llegar al portal? –preguntó el ángel quien ya estaba cansado por tanta caminata en el volcán de viento.

–No te preocupes ángel Noel, no falta mucho, ya casi llegamos. –Mencionó el mago al seguir el camino.

–Eso lleva diciendo desde hace mucho, desde hace dos días. –Contestó el elfo Emil agotadamente con la paloma Alázul.

– ¡Pero es que usted lleva diciéndome eso desde la primera vez que le pregunté! ¡Y ya van más de dos días! –Dijo desesperado el ángel Noel, quien aun así de agotado como estaba, las energías le continuaban para seguir hablando con el mago Marcel.

–Es que después si decía que íbamos a tardar más de tres días en el sólo volcán para llegar al portal, no ibas a querer venir hasta acá. –Dijo el mago Marcel nuevamente, tratando de tranquilizar la poca desesperación del ángel Noel.

–Pues ya me di cuenta que eran más de tres días y también me di cuenta que no iba a querer. –Argumentó el ángel, y como es muy exagerado, quería llorar, tratando de jugarle una broma al mago de que ya no quería ir.

– ¡No puede ser posible! Estos dos ya volverán a discutir Alázul. –Dijo el elfo agotado.

–Pero ya no llores Noel. –Le respondía el mago Marcel, ahora desesperándose él.

–Qué divertido. Me da mucha risa cuando comienzan a discutir el uno con el otro. Será que mejor ya no piense nada y mire lo que pasa. –Se pensó el elfo Emil entre su mente para que ni Alázul lo supiera.

– ¡Ya no quiero! –Respondía el ángel según él, llorando por el cansancio y un arrepentimiento.

– ¡Ah no! ¡Eso sí que no! Recuerda que todos nosotros estamos en el cielo para poder cumplir el bien en el planeta de los humanos, y también aquí en el cielo. –Le dijo ahora el mago Marcel, que en vez de aconsejarlo ahora quería obligarlo.

–Bueno sí, en eso tiene razón, pero es que usted también no tuvo por qué mentirme sobre el tiempo que tardaríamos, que no se deben decir mentiras. –Mencionó el ángel Noel según él, un poco herido del corazón por el tono con el cual Marcel hablaba.

–Pero ángel –decía el mago Marcel –ni....

–Lo dice el octavo mandamiento de la ley de Dios supremo y sagrado. –Dijo advirtiendo el ángel Noel con un falso dolor.

–Pe....

–No darás falsos testimonios ni mentiras. –Respondió el ángel Noel una vez más.

–Sí, está bien, tienes razón, no debo decir mentiras. –Dijo un poco frustrado el mago Marcel mirándolo con unos ojos de mal tercio, pero no de enojo. Él también quería jugarle una broma al ángel Noel.

–Qué bueno que reconoce sus errores. –Afirmando como si él siempre tuviera la razón contestó el ángel Noel.

–Pero date cuenta que lo que te dije sólo fue una mentirita piadosa, y estas no les hacen daño al alma. –Respondió el mago Marcel con un pequeño gesto de expresión que era una mentirita piadosa.

–Bueno, sí, pero es que.... –Mencionaba el ángel Noel, aunque ahora el mago Marcel era quien interrumpía la conversación.

–Entonces ¿Por qué reclamas? –preguntó el mago Marcel con calma.

EN BUSCA DE LA FEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora