EN BUSCA DE LA FE

LOS SEÑORES DE LA MALDAD Y EL MUNDO DE LAS TINIEBLAS II.I

– ¿Qué te parece el infierno mí querido Lucifer? –preguntó a su fiel seguidor quien solo quedaba serio.

– ¡Brillante! como una verdadera obra de arte. ¿Lo modificó nuevamente verdad? –cuestionó Lucifer mientras se bañaba su panista.

–Así es mi querido Lucifer, luego de la última derrota que tuve ante Dios me puse a diseñar un nuevo plan para ver si en esta ocasión puedo derrotarlo. –Le comentó Satanás con esa misma sonrisa del inicio.

–Miau... Entonces me imagino que en ese plan tuvo que modificar el hogar de las almas malas porque... ¿ellas tienen que ver con su plan malvado verdad? –lo dijo con una mirada de esperando como siempre la derrota de su querido amo.

–Así es mi querido Lucifer. –Grito con alabanza cerrando sus ojos y la inmensa sonrisa a sí mismo Satanás.

En eso caía el alma de una mujer desde arriba del infierno sombreada de negro por la impureza de la oscuridad en ella, gritando con dolor.

–El alma de una bastarda más que fue mala durante su vida en la tierra y recién murió, se acaba de unir a nosotros. –Mencionó el temible Satanás apreciando el alma de esa mujer.

El alma gritaba y gritaba y terminó por caer en uno de los calderos de lava quien enseguida comenzó a llorar de dolor y ardor, pues se quemaba eternamente mientras se deshacía poco a poco queriendo salir del caldo pero al no poder terminó por diluirse en él.

–Esa ingrata terminó por derretirse en el caldo primigenio de las almas de lujuria. ¿Cómo habrá sido su vida? –Argumentó el felino alegremente.

– Muy bien querida, ¡eso te pasa por lujuriosa! –exclamó Satanás con una impresión también lujuriosa.

–Miau.... ¡Miau...! Valla, valla. Con que traviesa... y juguetona la muchachona.... –Dialogó Lucifer riéndose silenciosamente de la mujer.

En ese instante, como el caldo ya estaba al borde del caldero, este se inclinó para rociar un poco sobre uno de los senderos para que el alma desecha continuara sufriendo en las espinas. Enseguida cayó a la profundidad y oscuridad infinita del abismo donde se encuentran ácidos que continúan quemando las almas.

–Adiós bazofia que ahora perteneces al mal junto con las demás bazofias. –Argumentó Satanás alegremente.

–Miau... miau... pero eso ya lo había visto. ¿Qué tiene de diferencia el gran infierno ahora? –preguntó el felino Lucifer viendo y observando todo de la misma manera–. Está casi idéntico que antes, lo único que cambia es que ahora le puso más fuego eterno. –Dijo Lucifer observando el infierno.

–Bueno, es lo suficiente para hacer sufrir a las pobres ánimas del infierno, son tan especiales al verlas así. –Mencionaba Satanás suspirando una y otra vez por su orgulloso y bello trabajo al mando.

– ¡Auxíliennos...! ¡Ayúdennos...! ¡Sálvennos...! –gritaban lo más fuerte que podían las ánimas mientras se quemaban una y otra vez en las llamas de los calderos y caían a la eterna oscuridad para continuar quemándose. Los dos seres infernales solo se burlan de ellas una y otra vez, Lucifer con sus maullidos y Satanás con sus gritos.

Con dolor y desesperación las animas continúan gritando entre el ardiente fuego y los ecos de sus gritos se escuchan retumbar en cualquier lugar.

– ¡Cállense! Eso se lo ganan por haber sido unas almas perversas y malas desobedientes de Dios como yo durante su vida en la tierra. –Les gritaba Satanás con una riza malévola al final.

– ¡Miau! ¡Miau! ¡Estúpidas idiotas si piensan que vosotros, las salvaremos! ¡Miau! –Decía maullando Lucifer. Después les comenzó a lanzar tierra con sus patas.