LA PETICIÓN DE UNA MISIÓN. CAPÍTULO VIII

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Ahora el ángel Noel ha salido de la aldea de los elfos para buscar al mago Marcel a causa de la carta que le había mandado por medio de la paloma Alázul. Cuando sale de la colina Ambú hacia el cielo de repente, comienza a oír unos chiflidos entre las piedras de lágrimas que están afuera de la aldea a mitad de la colina. 

– ¡¿Qué es eso que se escucha en las piedras?! –Se preguntó el ángel mientras se dirigía a las piedras de lágrimas.

Estas piedras se llaman así porque forman un pequeño manantial en forma de arrollo, donde el camino de esta agua son estas piedras gracias a que son muy grandes y ocupan espacio para formar un arroyo que se divide en más.

– ¿Quién es el animal que chifla así? –preguntaba el ángel mientras baja despacio hasta llegar a las piedras de lágrimas.

Enseguida se volvió a escuchar ese ruido misterioso entre las piedras, ese misterioso chiflido.

– ¡¿Quién es el que chifla así?! –se preguntó de nuevo Noel mientras seguía y seguía oyendo el chiflido en una piedra.

–Soy yo. –Respondió el mago entre esa piedra.

– ¿Quién yo? –Nuevamente preguntó el ángel con un poco de preocupación–. ¿Eres algún animal?

–Ningún animal señor ángel. ¡Soy yo! El mago Marcel. –Respondió el hechicero escondido entre una piedra.

– ¿Eres tu mago Marcel? –Interrogó el ángel Noel buscando al mago Marcel por todos lados.

–Sí. –Dijo entre la piedra.

Después el ángel fue y se recargó en la piedra donde el mago Marcel se ocultaba.

– ¿Dónde estás mago Marcel? –preguntaba gritando para que el mago lo oyera y volteando hacia todos lados tratando de encontrarlo.

–Aquí. –Respondió el mago Marcel y el ángel lo oyó en la piedra.

– ¿Dónde? –cuestionó muy preocupado tocando y mirando la piedra.

–En la piedra. –Mencionó oyéndose su voz en el eco de la piedra.

– ¡Ay no! ¡No es posible! –Dijo el ángel Noel mientras arañaba la piedra.

El ángel Noel pensó que Marcel estaba atrapado en la piedra y empezó a darle auxilio al mago.

– ¡Tranquilo mago Marcel, pronto lo sacaré! –mencionó el ángel Noel preocupado mientras trataba de tirar la piedra empujándola con la espalda y después con las piernas para poder moverla del lugar.

– ¡No estoy atrapado entre la piedra ángel Noel, guarda silencio! –Se lo dijo despacio para que no lo oyera nadie, aparte del ángel.

– ¡No me digas que es lo que estoy pensando! –Lo decía pensando lo peor–. ¡Le dije que si seguía mezclando sus hechizos algún día le iban a hacer daño!

– ¡¿De qué rayos hablas ángel Noel?! –preguntaba el mago oyéndose su voz.

– ¡Ya vio que se transformó en una piedra! –lo decía el ángel triste queriendo llorar pues sus ojos ya brillaban con agüita como dos zafiros.

– ¡¿Qué?! –hablo el mago Marcel.

El mago salió de la piedra y tocó al ángel Noel, que estaba agachado recargado en la piedra llorando. Al haber sido tocado el ángel levantó su cara y miró la cara del mago Marcel.

– ¡Mago Marcel! –Le dijo muy alegre y lo abrazó de gusto al verlo.

El mago Marcel sonrió mientras estaba abrazado y pensó. –Tal vez tenga un corazón muy inocente para ser un adulto, pero la verdad es que él, es uno de los ángeles que más demuestran su amor y su sentimiento de querer–. Lo pensó con un tono reflexivo.

EN BUSCA DE LA FEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora