LAS SOMBRAS DE SATANÁS. CAPÍTULO XIII.I

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–Y entonces, ¿qué espera? Consuma lo que tenga que consumir para poder sembrar el mal rápido. –Ordenó por primera vez el felino al demonio.

–No te desesperes querido, en eso estoy, si tanto quieres, tenemos que irnos de este lugar porque aquí no hay para alimentar. –Mencionó un poco atacado Satanás.

Lucifer ya se estaba comenzando a desesperar por lo que su amo mencionó acerca de la absorción de  energía.

– ¡Miau...! Pues a mí no me culpe de esto. Usted fue el ocurrente de aparecernos aquí Satanás. –Mencionó Lucifer imprudente e impaciente que casi le falta el respeto a su amo. quería ya ver lo que sucedería con el diablo al obtener la energía.

–Y ¡¿Qué querías?! Si después aparecíamos en otro lugar más público, nos iban a ver e iban a saber que somos seres mágicos sobrenaturales y malignos. –Contestó el diablo con una cara de enojo hacia Lucifer. Mientras decía, le gritaba al felino escupiéndolo en la cara.

–Y también sabrían que escupe mucho. –Mencionó Lucifer al momento en que se limpiaba la cara con su mano.

–Deja de estar diciendo tonterías. –Respondía el demonio maligno. –Pero te digo que se darían cuenta y....

– ¡Y ya basta! –Interrumpió el felino mientras se volvía a limpiar la cara –solo me sigue escupiendo perdiendo el tiempo y no estamos haciendo nada. Da igual si aparecemos aquí o en otro lado, de todos modos vamos a destruir este mundo.

El demonio dejo de hablar y escupir a Lucifer y habló con un tono pasivo.

–Tienes razón, lo mejor es caminar para poder tomar mi energía. –Respondió calmadamente.

–Y este planeta se siente mucho más liviano que el infierno –contestó Lucifer satisfecho y contento, pues comenzaba a flotar y después a volar–, incluso aquí puedo volar por mi propia cuenta sin que usted me haga flotar mi amo y señor.

–Que bien por ti –habló Satanás quien volteo hacia unas dunas de arena muy lejanas que se miraban en el último horizonte del desierto.

–Ven, hay que ir por allá. –Respondió el demonio nuevamente señalándole con el dedo, y sus gritos de maldad.

–Como quiera, de todas maneras le digo que eso no cambiará las cosas con este pobre planeta. –Alegó Lucifer muy pensativo y gozoso.

Al terminar sus palabras, el felino maulló maléficamente, y el demonio satánico comenzó a reír de maldad como de costumbre, ambos iniciando su escalofriante viaje de excursion hacia las dunas de arena. Continuaron y siguieron  caminando por media hora sin volar, no querían que fueran vistos por seres humanos, de ese modo sería mas sencillo buscar seres vivos que el malvado pueda comer y absorber su energía. Al poco tiempo, encuentran un lugar de reserva protegida. Había un oasis en medio del desierto donde estaban muchos animales acuáticos y algunos camellos y elefantes. Fue ahí donde estos malvados comenzaron con el plan de absorción.

–Mire amo, –mencionaba gustoso el felino–, ¿ya vio lo que hay en aquel rincón del desierto? Hay muchos animales que puede comer para tomar las fuerzas que necesita miau.... –preguntó maullando

En ese momento dejaron de caminar y el diablo miró hacia abajo y observó el oasis donde se encontraban camellos y elefantes a su alrededor, aunque el oasis para él no fue un gusto placentero, pues lo apreció con desagrado.

–Tienes razón querido Lucifer, pero la verdad no sé si quiera comérmelos. –Mencionó contento Satanás.

En ese instante Lucifer puso una mirada maligna alegre a una seria sin chiste.

EN BUSCA DE LA FEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora