La Curiosidad mató a Lucas

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—¡Lucas! ¡Lucas! ¡Hora de levantarse! Es sábado, sabes que hay mucho que hacer hoy.

Sábado. En una casa normal los días sábados que no hay clases dejan a sus hijos dormir hasta tarde. Pero en la mía, no. Es el peor día de la semana, mi mamá se para tempranísimo y empieza a fastidiarnos la vida a todos, empezando por mí. El "Toc-Toc" de los golpecitos de ella en la puerta me sacaron de mi dulce mundo de sueños y me trajeron a mi cruda realidad. Hasta que no me parara a abrirle no dejaría de tocar. 

—Má... ¡Pero qué fastidio! Todos los putos días me tengo que levantar temprano, ¿nunca voy a poder dormir hasta tarde?

—¡Claro! ¡Cuando seas millonario y tengas sirvientes que hagan todo tu trabajo! Mientras tanto, que eres un flojazo pobre, recuerda que tienes que sacar la basura, arreglar este desastre de cuarto y lavar el carro de tu papá. ¡Y todo eso lo haces YA! Luego no me vas a dejar el reguero porque tienes que ir a la práctica de soccer. Allí te tengo el uniforme limpio y colgado en el cuarto de lavado.

—¿Cuándo me van a devolver mi teléfono?

—Déjame pensar. Cumple con todo tu oficio de hoy y puede que le diga a tu padre que te lo devuelva.

—¿"Y puede..."? Mamá en este país eso se podría considerar un chantaje...

—¿Un chantaje, Lucas? Pues lo que tú le hiciste a tu hermana se podría considerar "Terrorismo" y para los terroristas las penas son agravadas, así que no me hagas molestar.

Por una estúpida bromita que le hice a mi hermana me dejaron sin teléfono móvil. Esta semana me sentí en la era de la prehistoria, ni siquiera sabía la hora, me desperté tarde todos los días, me sentía aislado del mundo y si no fuera por Valery ni siquiera hubiera podido hacer lo del Instagram de Lucy.

Bueno, me fui al baño asear. ¡Dios! Cuando me vi en el espejo por poco no me muero de un infarto. Mi cabello era una especie de maraña extraña y tenía unas ojeras horrendas. Soy un chico delgado y mido 1.78 así que no soy ni alto ni bajo, mi cabello es castaño y liso, lo tengo corto, pero algo crecido ya que me gusta ver caer los flequillos en mi cara y jugar con él...bueno, amo mi cabello, podría pasarme la vida moviéndolo de un lado a otro y verlo brillar bajo el sol. Sí, soy presumido a morir, es que pienso: Si soy tan lindo, ¿por qué rayos no disfrutarme? Tengo unos ojos verdes grandes perfectos y pestañas muy largas que cualquier chica envidiaría... ¡Definitivamente, me amo! Aunque estas ojeras...no me están gustando mucho...

—¡Lucas! ¡Termina de bajar! ¡A la basura no le saldrán paticas y se sacará sola!

—¡Ya voy! ¡Mamá! ¡Estoy en el baño!

Gritos y más gritos...Esta es la forma de comunicación normal en esta casa. Mi familia es de origen italiano y pareciera que no existiera una forma en la que modularán su tono de voz. Creo que me quedaré sordo antes de los cuarenta si sigo viviendo bajo este techo. Aquí todo se expresa a gritos, no importa si estás feliz, triste, enojado o simplemente estas normal, si vas a decir algo seguro lo dirás gritando.

—¡Lucas! ¡Muévete! ¡Que me toca lavar el carro contigo!

Mi hermano André se asomó en la puerta de mi habitación. Tenía una cara el pobre peor que la mía. Tenía sólo diez y también formaba parte de este sistema dictatorial de mi mamá.

—¡Ya! ¡Ya! Primero tengo que sacar la basura antes que pase el aseo. ¿Mamá no piensa darnos desayuno antes de ponernos a trabajar? ¿Qué clase de régimen dictatorial es este que nos ponen a trabajar con hambre?

—¡Dile tú eso! Yo no la voy hacer enfadar, capaz que nos deja hasta sin almuerzo.

Salimos entonces de mi habitación y nos dirigimos a la cocina. Bueno, había esperanzas de comer porque mi mamá y Valentina estaban preparando el desayuno. ¡Ah! No les he hablado de mi hermana...

¡Hola! Soy Lucas  (Próximamente en Físico)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora