Dieciocho

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CAPÍTULO 18

Finalmente había llegado el día. Sábado. 11 AM. En exactamente una hora tenía que estar caminando al altar en donde Ignacio iba a estar esperándola. Desde la noche anterior Micaela no había podido dormir, no paraba de recordar la pesadilla que había tenido meses atrás. Sabía que contraer matrimonio iba a ser el principio del fin.

La maquilladora, la peluquera y algunas de sus amigas estaban terminando de arreglarla. El vestido ya lucía en su escultural cuerpo, le sentaba de maravilla. Escucharon la puerta golpear y Ana Laura, una de sus amigas fue a ver quién era.

- Es Bruno, ¿lo dejo pasar? - preguntó sin dejar que él entrase y viera a la novia.

- Es el padrino así que sí - respondió un poco nerviosa Micaela por verlo y que él la viera vestida así.

Anita se corrió de la puerta para dejarlo pasar y él quedó pasmado al ver a la radiante novia.

- Wow - solo logró decir haciendo que ella sonriera encantada, gesto que no paso desapercibido por sus amigas, Ana y Camila.

- Pueden irse, tengo últimos detalles de la boda que cerrar con el padrino. - les pidió a todas las presentes. Mientras las estilistas asintieron y mientras tomaban sus cosas se retiraban, Anita le dio una última mirada de advertencia saliendo y dejándolos solos.

- Los dejo para que se diviertan y cierren sus cosas - agregó guiñándoles un ojo Camila haciendo que Bruno riera mientras negaba con la cabeza.

- Supongo que ellas no saben lo nuestro - afirmó él acercándose peligrosamente hacia Micaela que negaba.

- Pero claramente ahora sospechan algo - acotó mientras él la tomaba por la cintura acercándola a su cuerpo. - Anita es muy estricta y va a serme un escándalo por esto, Cami es 2.0 no voy a tener que darle explicaciones.

- Después podemos ocuparnos de tus amigas - dijo él mirándole la boca.

- Bruno, no puedo desarreglarme - lo regañó pero como siempre no le hizo caso y le dio un largo y profundo beso.

- Estas hermosísima - le dijo dejando de besarla. - Tanto que estoy pensando en tirar el plan por la ventana y hacer que te cases conmigo... ahora - aseguró el morocho.

- Mmmmm... eso si suena bien - concordó Micaela volviéndolo a besar una vez más.

AvariciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora