CAPÍTULO 24
- Yo no pude evitar enamorarme de tu hermano - afirmó Micaela logrando molestar a Bruno que se detuvo en seco.
Unos segundos después él se echó a reír con ganas y la rubia solo frunció las cejas.
- Ay gorda, te juro que sos una excelente actriz, si no supiera cuanto me amas hasta me lo creería y todo - dijo Bruno viendo como su amante seguía molesta y enojada con él.
- Sos un soberbio. No te soporto más - sentenció ella empujándolo y entrando en la casa.
Nacho se había sentado en uno de los sillones y estaba tomándose la cabeza con las manos, se lo veía afligido y angustiado, eso solo rompía más el corazón de su esposa.
- Mi amor, ¿estás muy mal? - inquirió ella posicionándose a su lado y abrazándolo.
- La noticia me tomó por sorpresa. La señora Lozada, como su difunto marido, fueron como unos tíos para mí. Siempre presentes y atentos. - le contaba él recordando cuando era pequeño e iba con frecuencia a visitarlos. Ignacio había sido como el hijo que ellos nunca tuvieron.
- En verdad lo lamento - lo consolaba su mujer. - Ojala este trágico accidente no le hubiera ocurrido - comentó la rubia observando de reojo a Bruno - por lo que pude conocerla no se merecía un final así. Se notaba lo buena mujer y persona que era.
- Créeme que era una de las mejores personas que conocí. -afirmó el menor de los hermanos.
Bruno miraba como espectador externo la escena, no podía evitar sentir celos de la atención que su Micaela le brindaba a Nacho. Esto ya no le estaba gustando, ella no parecía tener que actuar mucho. Él no pudo evitar plantearse si en verdad ella no se estaba enamorando de su hermano. Porque eso era algo que no iba a permitir jamás en la vida. Micaela era lo único que amaba, lo único que consideraba enteramente suyo, de su propiedad. No iba a dejar que Ignacio se la quitara.
- Hay que pensar siempre en positivo - habló finalmente el morocho ocupando uno de los sillones individuales - ahora ella ya no sufre más, está reunida junto a sus seres queridos, en un lugar mucho mejor que este.
Micaela le echó una mirada fulminante, no podía creer con la ironía y desfachatez que hablaba Bruno, quería matarlo.
- Cierto - concordó inocentemente Nacho creyéndose las palabras de su hermano mayor. - Pero no puedo no sentirme mal sabiendo que nunca más vamos a verla.
- Tranquilo mi amor, todo va a estar bien - le dijo Micaela dándole un beso que él siguió con gusto.
- Gracias bebé, no sé qué haría sin vos - le agradeció su esposo abrazándola.
- ¿Porqué no vas a darte un baño así te relajas? - Le aconsejó ella - te veo en un rato en la habitación - concluyó dándole un rápido beso y alentándolo a que subiera las escaleras.
Cuando vio a Nacho salir de su vista se dirigió a Bruno. - Vamos hablar en tu escritorio. Ya. - exigió la rubia encaminándose al estudio sin esperar respuesta de su amante.

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Avaricia
ספרות חובביםUna herencia. Dos hermanos. Uno de ellos, inescrupuloso y ambicioso le pide a la mujer con la que sale que seduzca a su hermano para así conseguir el resto de la fortuna. Todos los hechos son inventados y pertenecen a mi loca imaginación.