Treinta y uno

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CAPÍTULO 31

Una última noche, la merecemos. Te espero en tu departamento.

Mica leía y releía el mensaje que había recibido de Bruno. Desde que le había dicho que el bebé que estaba esperando era de Ignacio ellos no habían vuelto hablarse, la situación en la casa era complicada. Micaela había intentado advertirle a su marido, incluso intervino varias veces para salvarlo pero sabía que eso solo enfurecía más y más a Bruno y que en cualquier momento iba a dar el golpe final.

Pero la cuestión era que a pesar de todo Micaela seguía amándolo. Siempre iba amarlo. Se debatía si ir o no. Sabía que él no le haría daño, no a ella por lo menos.

- Amor, voy a ir hasta mi departamento porque apareció un posible inquilino. Tengo que mostrarles las habitaciones. - le explicó la rubia a Ignacio mientras acomodaba las cosas en su cartera.

- ¿Queres que te acompañe bebé? - se ofreció su marido.

- No gordo, está bien. Quiero hacerlo sola, no estoy invalida y me tratas como si así estuviera.

- Bueno amor, solo quiero cuidarte - dijo con ternura Nacho recibiendo un beso de su esposa antes de marcharse.

Micaela se pidió un remis, debido a su avanzado embarazo ya se le dificultaba conducir. Cuando llego a destino y le pago al conductor se quedo varios minutos afuera de su antiguo edificio pensativa, aún dudaba si entrar o no, pero ya estaba ahí.

Al abrir la puerta, vio a Bruno recostado sobre el sofá, tenía la camisa desabrochada y una copa de champan. Micaela distinguió a simple vista que la botella estaba casi vacía, supuso que él se había tomado casi todo.

- Pensé que no ibas a venir - masculló él reincorporándose.

- Lo dudé mucho - confesó ella cerrando la puerta y acercándose hacia donde estaba Bruno.

- ¿Me amas? - le preguntó con angustia él. Claramente el alcohol lo había afectado. Micaela no podía resistirse a la ternura que aparentaba en ese momento.

- Nunca deje de hacerlo. - afirmó la rubia quitándole la copa de la mano.

- Te amo demasiado Micaela. Y te necesito en mi vida. - suspiró derrotado. - ¿Lo dejarías?

- ¿Qué? - Mica no entendía.

- ¿Si dejarías a Nacho por mi? - aclaró Bruno.

- ¿Qué queres decirme?

- Huyamos de todo. Vayámonos juntos. - Le propuso finalmente él.

- ¿En serio? - preguntó ilusionada ella.

- Sí mi amor. Tal y como te lo había ofrecido antes de que te casaras.

- Sí, sí, sí - gritó emocionada Micaela abrazándolo. - Es lo mejor Bru, irnos juntos y dejar todo de lado, que abandones tu locura de matar a Nacho.

Bruno la miró extrañado - Mica, deje encargado el asunto "Nacho".

- ¿Vas a seguir con la idea? ¿A pesar que estoy dispuesta a irme con vos?

- Pensé que lo entendías. Ese siempre fue el plan y déjame recordarte que estabas de acuerdo.

- Eso fue antes de conocerlo. Nacho no se merece morir por tu avaricia. No sé porque pensé que podías cambiar, finalmente me doy cuenta que nunca vas hacerlo, ni por mí. Te amo, pero este es el fin - afirmó Micaela dejándolo con la palabra en la boca y yéndose.


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