Veintitres

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CAPÍTULO 23

- Desde que teníamos que subir al avión te noto nerviosa - le comentaba Nacho.

El nuevo matrimonio ya había llegado a Buenos Aires y tomado un taxi hasta la mansión Sainz Micheli.

- Es que estaba tranquila estando los dos solos, alejados del mundo. - le confesó ella y él sonrió encantado.

- ¿Te molesta compartir la casa con Bruno? Pensé que como eran mejores amigos no te iba a incomodar.

- Me encanta la mansión, lo sabes. Solo digo que al estar casados deberíamos tener más privacidad para los dos. No me malentiendas, adoro a Bru y no me molesta tener que vivir con él - prosiguió Mica.

- Yo también pienso que estaría bueno convivir solos pero cuando le plantee a Bruno la idea me pidió que viviéramos con él, que no le molestaba y que iba a agradecer nuestra compañía - le contó Nacho.

- ¿Bruno te pidió que viviéramos con él? - exclamó sorprendida la rubia.

- A mí también me sorprendió amor, siempre pensé que él disfrutaba la soledad. - concordó su marido. - en fin, si queres podemos empezar a ver casas para mudarnos.

- Te lo agradecería mi vida - le sonrió ella pensando por dentro como Bruno quería tener control de todo.

Llegaron a la casa poco después del mediodía y ambos se asombraron al encontrarlo a Bruno, ya que a esa hora debería estar en la oficina.

- Que maravilla verlos - dijo saludando a los recién casados. - Se los ha extrañado por acá - agregó abrazando a su "amiga".

- ¿Vos me extrañaste? - preguntó Nacho alzando una ceja.

- Bien, solo la extrañé a ella - aceptó Bruno abrazando a Micaela por los hombros.

- Qué raro verte acá y no en el trabajo, ¿ocurrió algo? - indagó la rubia.

- Vengo de un velorio. Falleció la señora Lozada - les comentó.

- ¿Qué? ¿Cuándo? - Preguntó sorprendido y un poco angustiado Ignacio. Micaela se tensó aun entre los brazos de Bruno y él lo notó apretándola más para acercarla a sí mismo.

- Entraron a robarle, le dispararon y falleció en el acto - explicó.

- No puedo creerlo - dijo Nacho compungido. - Era como una tía para nosotros - comentó hacia su mujer y ella asintió.

- Entremos - ofreció Bruno sin despegarse de Micaela. Ignacio pasó adelante y los amantes quedaron unos pasos atrás.

- Te pedí que no lo hicieras - susurró ella solo para que Bruno la escuchara.

- No pude evitarlo - dijo él.

- Yo no pude evitar enamorarme de tu hermano - afirmó Micaela logrando molestar a Bruno que se detuvo en seco.

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