Treinta

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CAPÍTULO 30

Unos meses más tarde...

La vida de Ignacio pendía de un hilo, sufrió un atentado tras otro y todavía no lograba comprender como seguía vivo. Tampoco entendía quien estaba empeñado en hacerle tanto daño.

Nunca se hubiese imaginado que su propio hermano albergaba un profundo odio hacia él, porque eso era lo que sentía Bruno. Por fin sentía algo por su hermano, pero ese algo era odio puro y total. Cuando Micaela le reveló que estaba esperando un hijo de Nacho no pudo soportarlo, y a diferencia de lo que ella creía, se esmeró en acabar con la vida de su hermano menor lo más antes posible. Pensaba que con Nacho fuera de sus vidas, Micaela iba a volver con él e iban a formar la familia que siempre desearon, aunque se tuviera que hacer cargo de su sobrino no le importaba con tal de volver a tenerla.

No interesaba cuanto se esforzaba Bruno en asesinar a su hermano, nada le funcionaba. Primero había contratado unos asesinos a sueldo que habían instalado una bomba de tiempo en la oficina que trabajaba Ignacio, fue un desperdicio que él no haya ido a trabajar justo ese día, todo porque tuvo que acompañar a Micaela a su primera ecografía. En la empresa varios resultaron heridos pero ninguno de gravedad. Se abrió una investigación por el hecho y los oficiales creían que había sido un atentado contra la familia Sainz Micheli, suponían que la vida de Bruno también corría riesgo por lo cual implementaron más seguridad para los dos hermanos.

La segunda vez que Nacho casi muere fue por un accidente de autos. Muy cliché sí, le habían cortado los frenos y su auto con él adentro fue a parar al río. Pudo salir y nadar hasta la orilla. Los policías comenzaron a creer que no querían ir contra los Sainz Micheli, sino específicamente contra el menor. Alguien tenía algo contra Nacho.

Después de eso Micaela volvió a confrontar a Bruno, le exigió que los dejara en paz por el bien del bebé, que sabía que detrás de todo estaba él y que no pensó que hubiera pasado si ella iba en ese auto junto a su marido. Bruno solo le prometió ser más cuidadoso.

Y si señores, fue mucho más meticuloso y diplomático. Recurrió a un viejo truco: arsénico. Le suministraba en el café que cada tarde compartían los hermanos y que Nacho bebía sin sospechar. Pero ya llevaba dos semanas y no surtía efecto. Bruno estaba llegando al límite de su paciencia.

Y fue su límite una tarde que Micaela llegó a la casa con la ecografía en sus manos agitándola feliz y gritando que iba a ser varón. Ignacio dejó el café que estaba bebiendo y se levantó para hacer girar a Micaela y besarla uniéndose a su alegría. Bruno lo odiaba, ese tenía que ser él. Y así iba a serlo.

*********

Les cuento que faltan 3 capítulos para el final. Ya termine de escribir esta novela tal y como lo tenía planeado desde el principio. Voy a ir subiendo los capis los días lunes y jueves. Así que la próxima semana ya van a tener el final. Sólo les digo que me costó escribirlo pero quede muy satisfecha con el resultado.

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