*¿A dónde me llevan?* (5)

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Mis preguntas se respondieron en poco tiempo, no aguanto mucho la número 21, la pobre había escogido morir por sus propias manos, eso es lo que se rumoraba.

Las que encontraron y limpiaron el cadáver de la pobre chica fueron las números 32 y 33 (ambas era gemelas) dijeron que habían encontrado su cuerpo con su propia cadena atada a su cuello.

No sé si yo habría hecho lo mismo, pero no la juzgo por la decisión que tomo. Las personas cuando vemos que no hay salida decidimos crear la nuestra, pienso que ella hizo eso.

Pero ahora que ella ya no está, el miedo se apodera de todas, como si fuera una enfermedad que acabaría con cada una de nosotras.

*******

Luego del comedor, me encontraba limpiando nuevamente los cuartos del pasillo, esta vez con la número 34. Mientras limpiábamos, un repartidor se paró en la puerta por unos minutos y se quedó ahí observándonos.

--sal de aquí número 25-- su voz hizo que ambas paráramos de limpiar aquel piso sucio en donde nos encontrábamos.

Cuando dijo aquello, mis ojos enseguida miraron a la número 34, ella también me miraba como suplicando que no me fuera, en sus ojos había miedo, mucho miedo de estar sola con aquel hombre.

--si-- fue lo único que dije y me levante

Me fui escuchando los gritos de la podre chica, ¿pero que podía hacer? Si no obedecía seria yo la que estaría en problemas, yo también he sufrido, a mí también me hicieron cosas horribles, así que no pueden juzgarme.

Pasaron unos minutos y me encontraba parada aun en aquel pasillo, hasta que por fin salió aquel hombre. Pude ver como cerraba el cierro de su pantalón y se dirigía al comedor.

Deje caer todo mi cuerpo al suelo. Me sentía culpable al no haber hecho nada.

Empecé a sentir un dolor en mi pecho como si algo lo oprimiera con fuerza, luego lágrimas empezaron a salir de mis ojos y sentía como si me estuviera ahogando. Todo paro cuando sentí una mano en mi hombro.

--no fue tú culpa-- esa palabras de aquella chica con una sonrisa en su rostro y algunas lágrimas en sus ojos, hicieron que mi respiración se tranquilice.

--lo siento, en verdad lo siento-- no paraba de disculparme con la chica que había dejado solo en aquel cuarto.

--tranquila-- escuchaba su voz tan dulce, calmándome con un abrazo.

En ese momento una punzada en mi pecho se hizo presente, sabia muy bien que la cumpla por lo sucedido me estaba atormentando.

Pero el abrazo y la culpa no duro mucho, ambas fuimos separadas con un jalón de pelos y arrastradas en direcciones opuestas.

--¡Ah! Ah... ¿A dónde me llevan?-- lo decía mientras me arrastraban por todo el piso.

--¡Ah! Me lastiman, ¡Duele!-- escuchaba también como gritaba la número 34.

Hasta que un golpe hizo que perdiera la conciensia y deje de escucharla.

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■¤Los quiero un monton a todas los lectores.■¤

《☆besos y abrazos☆》

EncadenadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora