*¿Cómo llegue aquí?* (23)

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Sentada junto a ella era mi única forma de que la soledad no se sintiera… de que el silencio no se escuchara.

El tiempo ahora ya no era importante.
Lo oscuro de esa habitación era lo único que nos rodeaba a las dos.

Mis heridas estaban casi sanando, mi cabello había vuelto a tapar todo mi rostro dejando apenas visibles mis ojos.

¿Cómo saldremos… de este infierno? ¿podre acaso tener la fuerza para salir? ¿podremos salir las dos? Acaso…

--sabes…--de repente la voz de número 34 se escuchó en la habitación, haciendo que le prestara atención a ella y ya no a mis pensamientos.

--¿qué sucede?

--mi madre… --dejo de hablar unos segundos pero luego su voz se escuchó nuevamente--¿sabes cómo llegue a este lugar?—sus cadenas hacían ruido al movimiento de sus manos-- Un día fui a la casa de una amiga. Mi madre siempre me dijo que no esté a altas horas de la noche. Ese día en casa de esa amiga, decidí quedarme un rato más. Ella prometió que me acompañaría cuando decidiera irme, pero no lo hizo… y yo le dije que no se preocupara…--su voz empezó a quebrarse y escuche como aguantaba para no llorar—cuando salí de su casa me dirigí a la estación de bus, que no estaba muy lejos, solo 3 cuadras. Cuando llegue me senté en la banqueta y… luego apareció una…--su voz callo en llanto, y sus palabras se quebraban a cada momento—una camioneta se detuvo en… la parada, y… unos hombres salieron…

Escucharla decir aquello me dolía, por la manera en que poco a poco la tristeza la consumía.

No podía hacer nada por ella, me sentí más inútil, al no poder ni siquiera decirle que parara de hablar y que no recordara más.

--ellos me agarraron y me metieron a la camioneta—sentía el temblor de su cuerpo—Gritaba y pedía ayuda, pero nadie pareció escucharme—los sonidos de sus cadenas se escucharon con más frecuencia—Me taparon la boca con un pañuelo y luego aparecía aquí—su voz sonaba enojada-- ¡Aparecí en este infierno!

Las lágrimas aparecieron sin parar en su rostro, produciendo que su respiración se agitara.

Si, esto era un infierno. Lo sabía muy bien. Sabía lo que era perderse en una completa oscuridad, y lo que costaba salir de ella.

La abrace muy fuerte, no quería que ella se sumergiera en esa oscuridad y que se perdiera en ella. Sostuve su cabeza con mis manos y la mire a los ojos, secando sus lágrimas con mis dedos.

--no llores, te dije que saldríamos de esto—mis ojos se llenaban poco a poco de lágrimas--… tienes que confiar en mi… escucha muy bien lo que te diré—ella dejo de llorar y me miro a los ojos—volverás a ver a tu madre. Te lo prometo.

Las lágrimas dejaron de caer y por primera vez, sentí que alguien me necesitaba. No iba a dejarla sola otra vez, esta vez la iba a proteger.

Nos quedamos unos minutos así, y luego su voz se escuchó, haciendo que nos separáramos. Me senté nuevamente a su lado.

--¿y tú?—no entendí su pregunta, pero antes de hablar, ella lo hizo primero-- ¿Cómo llegaste aquí?

Su pregunta me produjo un estado de intriga y pensamiento.

¿Cómo llegue aquí? Como es que yo me encontraba en este lugar.

Mi cabeza se llenó de más preguntas, sin ni siquiera responder la primera.

¿Acaso lo he olvidado? Como es posible, que ni siquiera recuerde como llegue a este lugar. Acoso… también lo he olvidado. Como también olvide mi nombre.

--¿Cómo llegaste aquí, número 25?...—la voz de número 34 hizo que mi mente se quedara con la pregunta.

--… no lo recuerdo.

--¿Cómo que no lo recuerdas? Número 25 acoso tu… ¿perdiste la memoria?

--¿perdí la memoria?... creo que yo…

--dime algo número 25—su voz se escuchó preocupada, he hizo que la mirara—dime…

Su pregunta quedo incompleta, porque antes de terminarla, la puerta se abrió dando un poco de luz, y produciendo que se centrará en nuestra dirección.

--¿me extrañaste?—mis ojos se abrieron tanto como podían al escuchar esa voz—es momento de divertirnos—una risa se hizo eco en la habitación, produciéndome miedo.

Su repugnante aroma a cigarrillo me revolvió todo el estómago. Mi cuerpo temblaba como la primera vez que lo conocí.

--esta vez… --empezó a acercarse dando pasos que se escucharon—habrá mucho tiempo para que nos divirtamos juntos—se agacho a la altura de verme a la cara y dando una bocanada a su cigarrillo volvió a hablar—y más vale que no abras tu boca de nuevo—se acercó a mi oído—o tu amiga lo pagara ¿en tendiste?

No ella no, por favor Dios, que a ella no le pase nada.

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Hola cositas hermosas espero que todos esten bien. Bueno este capitulo esta más largo como se lo prometí a BeelCra (espero que te allá gustado).

Los quiero mucho lectores ♡♡♡♡♡♡♡♡

Nos leemos en el proximo capitulo.

《☆besos y abrazos☆》

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