*¿Cómo es que...?* (33)

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Los recuerdos son breves momentos de nuestra historia. Son los que forjamos en el camino de la vida y son de los últimos que nos despedimos, pero… ¿de qué me despediré si no hay recuerdos a los cuales deba llorar?

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-oye debes escucharme—levanto mi cabeza y observo detenidamente a la persona que me está hablando.

Su piel es morena y su cabello es rizado de color negro. Ella me habla pero no logro escucharla y luego de un rato me toma de la mano y salimos del almacén. No pregunto nada y solo sigo caminando detrás de ella.

Entramos a otro pacillo y caminamos por unos cuartos hasta que ella deja de moverse. Escucho como una puerta se abre y alguien se acerca a donde me encuentro.

--¿número 25?—había pasado tiempo de escuchar su voz. Sin duda era ella.

--número 34…--ambas nos miramos y después nos abrazamos sin decir nada hasta que nos separamos.

--ven—ella me metía a un cuarto y la otra chica cerró la puerta detrás de ella—me alegro tanto de que estés bien… cuando te llevaron no me dijeron nada.

--¿Cómo es que…?—no entendía por qué se encontraba fuera de esa habitación donde nos vimos por ultima ves.

--me dejaron salir, luego de que te llevaron. Uno de los vigilantes me saco de ese lugar y me dijo que desde ese momento me encargaría de limpiar todos los cuartos—todo este tiempo pensé que seguía encerrada y encadenada a esos tubos… me alegra que este bien—tengo tanto para contarte.

--…yo también—le miro y sin darme cuente estaba llorando otra vez.
Ella me abraza y me dijo algo que cayo mi llanto al instante.

--se la forma de salir de aquí—me separe de ella—así es, número 25 a la final no me rendí.

--¿qué haces 34?—la voz de la otra chica nos interrumpe—eso era un secreto. No podías decírselo a nadie.

--ella no es cualquier persona Jazmín. Confió en ella plenamente—se miran entre ellas y parece que la chica llamada Jazmín no parece estar convencida.

--hace unos minutos que casi se entrega al guardia. Y decía cosas raras, como; todo es mentira, nada de esto es real y otras cosas que no entendí—número 34 me miro y yo evite mirarla a los ojos.

--eso no importa ahora. Ella me ayudo y yo haré lo mismo…--la miro y veo como sonríe—ella aria lo mismo por mí.

--…está bien. Además si somos más, creo que será más fácil salir de aquí.

--escúchame número 25… con Jazmín estamos buscando las llaves de la puerta donde los guardias se pasan más tiempo vigilando. Creemos que esa es la salida. Aunque hay un inconveniente… son dos llaves.

¿Dos llaves? Como es… ¿Qué sabe eso? No lo entiendo pero ese ahora no importa. Estoy fuera de mi habitación y ya paso mucho tiempo. Debo regresar lo antes posible.

--vendré más tarde. Ahora debo irme.
No podía seguir con la conversación más tiempo. Me acerque a la puerta y antes de abrir la, número 34 me detuvo.

--escucha esto más. La primera llave la tiene el Señor…--un silencio se produjo y mi mano se detuvo en la puerta.

Nunca me había fijado de que el llevara una llave. Nunca le vi manejar ninguna.

--debes quitársela—hablo número 34 poniéndose enfrente de mí.

--¿Qué?

--fue el quien te llevó ¿no es así? –asentí con la cabeza—entonces eres la única que puede acercarse a él.

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Me encontraba de nuevo en esa habitación oscura y el olor repugnante que emanaba. Al parecer nadie había venido a verme o traerme la comida y creo que ahora lo agradecía más que nunca.

Mi corazón  latía y mi mente se encontraba tan activa que empezaba a dolerme el solo imaginar cómo lograría quitarle la llave.

Número 34 me dijo que lo tenía en un bolsillo oculto de su abrigo. Ella lo había visto colocarlo ahí una vez.

--¿Cómo voy a hacerlo?—me daba miedo acercarme a él y es que la verdad era que ya no tenía fuerzas para seguir luchando más.

Un sonido me despierta totalmente de mis pensamientos y veo que proviene de la puerta. Me acerco cuidadosamente y coloco mi oreja para escuchar mucho mejor.

--¿número 25? No sé si me estas escuchando pero tengo que decirte algo…-- esa voz… No la había escuchado en un largo tiempo.

--… ¿Lucia?

--si…--por alguna razón estaba tan aliviada de escucharla de nuevo, y parecía que se encontraba bien—debes seguir número 25. Aun no te rindas… Escuche lo que sucedía—cerré los ojos y aunque no quería recordar, las imágenes aparecieron-- saldrías de aquí ¿no es así? … pues hazlo entonces.

No sabía muy bien que responderle y aunque quería decirle que iba a seguir luchando. Algo dentro de mí sabía que era mentira.

No supe que decirle y el tiempo se había acabado. Escuche unos pasos acercarse y me aleje de la puerta. Esta se abrió segundos después.

--por fin te pones de pie—cerro la puerta detrás de él y yo me quede quieta mirando su abrigo, sin decir nada.

Este era el momento de tomar la decisión, pero ni yo sabia cual era la respuesta… y eso solo me hacia pensar que cóndenaria a todas si el miedo me seguía invadiendo.

¿En verdad iba a hacerlo?

EncadenadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora