--¿Es enserio? ¿Uno de estos lugares podría ser la salida?
--es lo que suponemos—Palma parece estar pensando en algo--…Nunca nos dejan estar cerca de estos lugares y eso siempre me trajo curiosidad ¿Por qué no podemos ir ahí?
--lo mismo pensé.
--quiero salir de aquí—lo dije sin pensarlo mucho y al parecer eso llamo su atención—y sé que no puedo hacerlo sola… así que les pido por favor que me….
--¡No! Ni hablar—Iris me mira—si alguien se entera de que estamos paneando escapar ¿sabes lo que nos sucederá?
--tranquila Iris, cálmate.
--¡No, Palma!
Sabía muy bien que no aceptarían pero no lo pensé y solo lo dije. No quería involucrarlas tampoco es solo que no sé qué hacer y menos sé cómo saldré de este lugar con número 34.
--no me digas que ¿estas planeando aceptar esto? Palma—ambas se miraron y Palma solo se quedó cayada-- ¡¿estás loca?!
--¡¿acaso no estas harta?! –Palma empezó a llorar mientras miraba a Iris--…porque yo si—empieza a moverse—Si tengo una oportunidad de salir de aquí. Lo are—se acercó a mí y tomo mis manos—yo te ayudare.
--gracias—la mire con lágrimas a punto de salir.
--¡Maldición!—Iris grito y Palma trato decirle algo pero ella la detiene—Debemos volver Palma.
No quería que me dejaran sola en esa habitación pero Palma me dijo que nos veríamos pronto y que yo también debía regresar a la habitación donde me habían sacado. Nos despedimos y después ambas se marcharon. Me quede un rato más, no tenía fuerzas de volver a esa habitación.
Seguía caminando en el pasillo y una fila de chicas apareció frente de mí, segundos después un hombre me agarro del brazo.
--¿Qué haces tú aquí?—no sabía que responderle y el miedo empezó a sentirse.
--suéltala inmediatamente—la voz de ese hombre apareció de repente, detrás de mí, sujetando mi brazo.
--pero Señor, ella no debería estar aquí. El Amo…
--¡cállate!—se acerca a él y le dice en el oído—si no cierras la boca, yo la cerrare por ti… y créeme eso será por siempre—el hombre me suelta y se va con la fija de chicas sin decir ni una palabra.
El Amo… ¿aún no ha vuelto? Eso significa que ahora este hombre es el que mando.
--pero Señor…—un hombre que estaba junto al lado de el, le toco la espalda y llama su atención--¿Qué aremos cuando el Amo vuelva? Ella debe regresar.
--Ya me ocupare de ello, solo encárgate de que nadie de los repartidores la vea.
--entendido.
--podríamos decir que murió—me mira y una sonrisa se muestra en su rostro--¿Qué dices tú?
Mi respiración es dificultosa y me duele el brazo por la fuerza de su agarre. Mantengo la mirada y decido no responderle. Las cosas no salen bien cuando respondo.
--ocúpate del resto—le dice al hombre al lado suyo sin quitarme los ojos de enzima—…yo me iré a jugar un rato— empieza a caminar jalándome del brazo.
Tengo miedo, no es por lo que sé que va a suceder, si no, porque temo que así va ser toda mi vida. Ahora mismo prefiero morir encadenado a esa silla, donde el Amo hacia de mi vida un infierno pero uno que acabaría pronto.
Debo aferrarme a lo poco que me queda de esperanza y tener fe que me ayudaran a salir de aquí. Tengo que soportar este dolor y sobrevivir.
--entra y acuéstate en la cama—escucho como cierra la puerta y se acerca a mí.
El miedo es lo que permanece y lamentablemente nunca desaparece, es el sentimiento que te hace saber que estas vivo o por lo menos, así es para mí.
---bien. Como siempre eres muy obediente—se pone encima de mí y empieza a desvestirme.
Mi cuerpo esta tan maltratado y no solo por fuera, sino que hay cicatrices que están por dentro que nunca sanaran. Decidí que es mejor… dejar mi cuerpo y, mantenerme en mis recuerdos y pensamientos. Es una forma de que las cicatrices no aumenten.
Los recuerdos que llegan a mi mente y los últimos que se repiten constantemente, son aquellos con la memoria de esas tres personas. Mi mente no va más allá de ese particular camino de tierra, con árboles a su alrededor y algo que no puedo describir.
--mírame—vuelvo a la realidad y lo primero que miro es la puerta—te digo que me mires—me agarra fuertemente del mentón y sus ojos se clavan directo en los míos—…tus ojos son…--aparto mi vista a otra dirección y parece que no le agrada— ¡¿acaso te gusta que te trate mal?! ¡Te dije que me miraras!—agarra mi cara con ambas manos y golpea sus labios en los míos.
--¡No!—forcejeo. Nunca había hecho una cosa así y la situación me da miedo—suélteme. ¡No! –la desesperación me invade y la fuerza que tengo no es suficiente para alejarlo de mí.
--¡tú eres mía! Así que debes obedecerme.
No, no… ¡no!... tengo miedo. Que alguien me ayude.
Mis lágrimas comienzan a caer, y una sensación desagradable recorre mi cuerpo.
Por favor… que esto acabe pronto.
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Encadenada
Mystery / Thriller[COMPLETA] En ese cuarto frio donde no había ni siquiera una ventana y solo estaba aquella puerta de metal la cual era la única salida al pasillo, pero afuera se encontrada él señor de las jaulas, así lo llaman todos puesto que era el encargado de v...